Por Iniciativa Ciudadana
El régimen político que se estableció en nuestro país bajo los pilares del patrimonialismo, del corporativismo y el clientelismo, generó una forma de operar de la clase política que en la mayoría de los casos decantó en la corrupción y la impunidad, fenómenos que no eran ajenos a la sociedad, pero que en los últimos años se han entronizado.
Esta forma de operar fue una de las reglas no escritas en la conducción de quienes gobernaron el país y que, en contraparte, al amparo del poder, aplicaron aquel postulado juarense de “A los amigos, justicia y gracia. A los enemigos, la ley a secas“.
Urge sentar las bases para que seamos agentes con propuestas desde nuestras familias, escuelas, trabajo, en los medios de comunicación, a través de nuestras redes y el gobierno, a fin de generar nuevas prácticas de honestidad, de transparencia y de rendición de cuentas.
Los textos que publicamos en esta edición dan cuenta de todo el lastre generado por la corrupción en México en distintos ámbitos (la aplicación de la justicia, el sindicalismo, el sector energético, los programas sociales), pero la dimensión del problema es mucho mayor y así lo reflejan los textos que profundizan en el entramado institucional con sus lentos avances y mayúsculos desafíos.

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