Dos semanas después de ganar las elecciones, Donald Trump pactó una suma confidencial para zanjar la demanda que afrontaba la Universidad Trump, que no era ninguna universidad, señaló el fiscal. Como tampoco la Fundación Trump, que quiso cerrar cuando empezaron las investigaciones, y que no parece dedicarse a obras de caridad. Por el contrario, la Fiscalía de Nueva York, que ya desmontó la falsa Universidad por la que 5.000 personas llegaron a pagar hasta 35.000 dólares (31.100 euros) cada una, acaba de demandar al presidente y sus hijos mayores por utilizar una supuesta fundación sin ánimo de lucro para sus fines particulares.

Con el dinero que recaudaba, libre de impuestos, el magnate pagó compensaciones para cerrar otras demandas e incluso se compró cuadros. Su esposa, Melania, adquirió en una subasta un lienzo del presidente que el artista Michael Israel pintó en cinco o seis minutos en la mansión de Mar-a-Lago durante una gala de caridad. El cheque de 20.000 dólares (17.200 euros) con el que se pagó el retrato procedía de esa fundación, a la que Trump no ha contribuido con su propio dinero desde hace diez años.

La fundación ni siquiera tenía -empleados. Era apenas un juguete más del magnate que durante la campaña electoral la utilizó para sus propios fines, en violación de las leyes electorales. La Fiscalía, que demanda a Trump y sus hijos para que compensen a la ciudad por los 2,8 millones (2,4 millones de euros) en impuestos que se ahorraron al canalizar las operaciones a través de esta fundación y se enfrenten a severas multas, ha remitido también el caso a la Comisión Electoral Federal, que juzgará si hubo delito de campaña…

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