Venezuela es el país de la región de América Latina que más preocupación genera en la comunidad internacional. No solo por la crisis social y económica que atraviesa actualmente, y que se ha agudizado con los años, sino porque el Gobierno de turno liderado por el presidente Nicolás Maduro nunca había estado más aislado en el mapa geopolítico.

Y parece no querer dar el brazo a torcer a pesar de la situación humanitaria que ha provocado la migración de miles de venezolanos a países vecinos, y pese a que varios organismos han expresado su rechazo a la forma en que ejerce el poder y maneja las relaciones internacionales. Esto sin contar la falta de garantías que tiene la oposición en el ejercicio democrático.

El ejemplo más fehaciente de esta posición ha sido la desaprobación de las elecciones presidenciales del 20 de mayo de 2018, sobre las cuales la Organización de Naciones Unidas (ONU), el Alto Comisionado para los Derechos Humanos de la ONU (OHCHR), la Organización de Estados Americanos (OEA), la Unión Europea (UE) y el Grupo de Lima, han dicho que rechazan enfáticamente los comicios por su falta de transparencia, legitimidad y garantías.

Elecciones adelantadas en medio de una fractura de la oposición

Aunque el periodo presidencial de seis años de Maduro culminará a principios de 2019 y las elecciones para el próximo (2019-2025) debían realizarse en diciembre de 2018, el Consejo Nacional Electoral (CNE) decidió adelantarlas para el 22 de abril a pedido de la Asamblea Nacional Constituyente, de mayoría oficialista. Sin embargo, con el fin de que coincidieran con la elección de los consejos municipales y los consejos legislativos estatales, el CNE fijó la fecha del 20 de mayo para la celebración de los comicios…

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