México carece de una metodología para medir las diferentes formas de corrupción que existen, advierten especialistas, quienes explican que aunque actualmente se aplican encuestas y sondeos, son limitadas, debido a que se trata de un fenómeno que ocurre en la clandestinidad y porque hay conductas que la sociedad todavía no identifica como hechos ilegales, como el conflicto de interés.

De acuerdo con Óscar Jaimes Bello, director general adjunto de Desarrollo de Información Gubernamental, Índices e Indicadores del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), el soborno es el acto de corrupción del que más se ha podido generar estadística con las encuestas.

Jaimes afirma que pasar de medir la percepción, con los sondeos de Transparencia Internacional, al preguntarle a la gente si ha pagado sobornos, con las encuestas del Inegi, ha sido un avance importante.

Los resultados de esos instrumentos son conocidos. En el ranking de Transparencia Internacional, México es el país de América Latina en donde más sobornos se pagaron para poder acceder a servicios públicos, como educación y hospitales, debido a que 51 por ciento de los entrevistados aseguró que ha incurrido en esa práctica en los últimos 12 meses; además, cayó 28 lugares en el Índice de Percepción de la Corrupción (IPC) 2016, al pasar de la posición 95 a la 123 de los 176 países del ranking.

Las diferentes encuestas del Inegi han reportado que 64.5 por ciento de las empresas consultadas considera que los actos de corrupción se producen para agilizar trámites, mientras que 39.4 por ciento señala que dichos actos se generan para evitar multas o sanciones; además, que las corporaciones de seguridad pública son las instituciones con las que los ciudadanos en México cometieron más actos de corrupción durante 2015, pues en 55.2 por ciento de los trámites que se realizaron hubo al menos un acto deshonesto.

Reto internacional

El directivo del Inegi explica que aunque ante la Organización de las Naciones Unidas no se niega que existan otras formas y que deberían medirse, todavía “no hay un consenso de cómo hacerlo”, por lo que el reto es a escala internacional.

“En la agenda de Desarrollo Sostenible se incluye el tema, pero la forma de medirlo va a ser todavía a través del soborno, porque no hay un consenso internacional para comparar otras dimensiones de la corrupción”, dice.

David Arellano Gault, investigador del Centro de Investigación y Docencia Económicas (CIDE), explicó que la corrupción “es un concepto paraguas, debajo del cual hay diferentes tipos de actos y cada uno es diferente: dentro de la corrupción tenemos el soborno y el fraude, pero hay otros cinco o seis, conflicto de interés, por ejemplo, tráfico de influencias es otro”…

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