Ningún sistema social puede pervivir en el límite de un diseño institucional disfuncional que no garantiza condiciones mínimas de equilibrio político, ni salvaguarda los principios soberanos que dan cauce a la dialéctica social para hacer que el orden civilizatorio, contrarreste el salvajismo tribal y afiance la participación ciudadana como razón de Estado.

De la omnipotencia de las virtudes políticas del Estado, hemos transitado a la agonía de una democracia incompleta.

México, ante la encrucijada de su porvenir, parece experimentar una pandemia deficitaria de las relaciones de poder. El quebranto de una sociedad sin esperanza, subsumida en las estelas de la corrupción e impunidad, no encuentra en la reestructuración institucional una respuesta definitoria y decisiva en la construcción de un horizonte que dignifique a la sociedad.

¿Qué le hace falta al modelo político y de gobierno imperante para contrarrestar sus anomias y dar respuestas y soluciones a la sociedad?

El debate de fondo advierte que el equilibrio de los procesos electorales y la estabilidad democrática se afianzan en la cultura cívica de la ciudadanía, premisa que sobresale en el esfuerzo del Instituto Nacional Electoral, que ha desarrollado la Estrategia Nacional de Cultura Cívica 2017-2023 (ENCCÍVICA), que construye el marco lógico, la ruta y la transversalidad para coadyuvar a la estabilidad de las condiciones político-sociales del país.

El diagnóstico del INE es certero. Constituye un reto para los poderes públicos, la partidocracia y las fuerzas políticas del país, porque ENCCÍVICA es una estrategia de prospectiva superior de la cultura cívica, que pretende desde tres ejes vertebrados en la verdad-información, diálogo-deliberación y exigencia-demanda social organizada, rearticular las lógicas de conducción política, con base al desarrollo de una ciudadanía activa, que hoy se encuentra fragmentada, dispersa e inconexa de las condiciones vitales del sistema político y de gobierno.

En este trazo, el INE requiere fortalecer transversalmente la participación ciudadana para que ENCCÍVICA, genere el predominio del tejido social, como unidad política inherente de la estructura institucional, condición determinante que ratifica el derecho humano a la participación ciudadana para redimensionar los derechos políticos de la Nación.

La tensa escisión que prima entre sociedad civil y gobierno que advierte el INE, no puede ser pasada por alto y precisa una respuesta proactiva del Estado, centrada en el nacimiento de una nueva institucionalidad, donde el poder político constituya una facultad relacional de las estructuras del poder y la sociedad, cuestión que debe emerger de las directrices o premisas institucionales y de la coactuación que estimule el empoderamiento soberano de la ciudadanía.

¿Qué le hace falta a ENCCÍVICA para lograrlo?

La primera condición que requiere esta estrategia de conducción cívica es crear estructuras institucionales, comunitarias y vecinales, que permitan articular elementos orgánicos, sectoriales y territoriales, para encauzar la fuerza social a la solución de necesidades y aspiraciones ciudadanas; a revitalizar las formas de cohesión social; y a responder de manera proactiva a situaciones críticas del entorno social.

Las estructuras ciudadanas afirman las convicciones y conciencia social, en un ámbito que fortalece el accionar cívico y público, otorgando mayor resiliencia programática a la solución de problemas.

La sola convocatoria del INE a los “Diálogos para una Cultura Cívica”, es necesaria pero no suficiente; requiere la construcción de estructuras corresponsables, deliberantes, analíticas, cuya concertación edifique acuerdos que se afiancen en el reconocimiento formal, acreditadas con nombramientos y credencializadas, con roles y funciones específicas, programa de actividades, responsabilidades y compromisos que den cauce a la dinámica social que exige una estrategia de esta magnitud.

La lógica formal del asociativismo ciudadano, se afianza precisamente en las estructuras comunitarias y vecinales en apoyo al quehacer público, ya que sustentan su interacción con el Estado a partir del diagnóstico empírico, la evaluación del contexto, el aprovechamiento de capital humano y recursos; la prevención de procesos basados en información efectiva e inmediata, y la adaptación y respuesta a problemas. Estas condiciones permitirán la reestructuración constante de las necesidades y aspiraciones de la ciudadanía en un ámbito de cooperación, corresponsabilidad y toma de decisiones públicas.

En este contexto la teoría causal del Núcleo duro de ENCCÍVICA, presenta ocho líneas de acción, que deberían estar sustentadas en la creación de estructuras ciudadanas, premisa que no puede ser obviada porque de ellas se nutren las acciones que permitan que su desarrollo sea apropiado por el tejido social y rearticulado desde sus propias lógicas.

Las líneas de acción están referidas a la generación de conocimiento e información para el ejercicio de la ciudadanía; la difusión, promoción, conocimiento y ejercicio responsable de los derechos humanos; la apropiación del derecho a saber; la creación de espacios para el diálogo democrático; la creación y vinculación de redes para el ejercicio democrático; la promoción de la cultura cívica en los entornos escolares; exigencia de cumplimiento de la palabra pública empeñada; y la promoción de la incidencia de la ciudadanía en la solución de problemas públicos.

El análisis crítico de las líneas temáticas propuestas indica una limitante operativa, ya que una vez que cesa el diálogo con la ciudadanía, se trunca ante la carencia de coparticipación, que dé seguimiento y se exprese en el trabajo corresponsable de la sociedad.

Una segunda condición para que esta escrupulosa estrategia se atienda desde su raíz, es la edificación de andamios jurídico-sociales, que den vida a un Sistema Estatal de Participación Ciudadana, que haga obligatoria a nivel institucional la observancia de su transversalidad como derecho humano, con la actuación de un órgano garante que asegure y salvaguarde el acervo cívico creado como estrategia resolutiva de las necesidades y aspiraciones sociales.

Una prescripción es clara desde los esfuerzos por hacer de la participación ciudadana la voz del quehacer público: no se construye gobierno allí donde lo político escribe una escisión legitimada de los intereses que no son del pueblo.

Agenda

  • El Presidente Enrique Peña Nieto, entregó al H. Congreso de la Unión el 5º Informe de Gobierno.
  • 37 ciudadanos hidalguenses solicitaron su registro como aspirantes a la Fiscalía Estatal Anticorrupción y 31 para la Comisión de Selección que organizará el Comité de Participación Ciudadana del SEA.
  • El Gobernador de Hidalgo, Omar Fayad Meneses y la Lic. Lorena Cruz Sánchez, Titular del Instituto Nacional de las Mujeres, encabezaron la sesión del Sistema para Prevenir, Atender, Sancionar y Erradicar la Violencia contra las Mujeres, y de la Comisión de Igualdad y no Discriminación, y firmaron un Convenio de Colaboración con el INMUJERES, derivado de la Declaración por la Igualdad entre Mujeres y Hombres de la CONAGO.

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