Fundar, Centro de Análisis e Investigación, ha recién presentado, sin aspavientos, un trabajo que considero puede ser realmente trascendente para combatir la desigualdad en México, en la medida que muchos se interesen en ello.

Con lo que se puede llamar la atención en que el problema es ese y  no tanto la pobreza.  Los gobiernos del mundo, se han constituido en una especie de anti Robin Hood, es decir, que roban a los pobres para dárselo a los ricos.  Con lo que estos son cada vez los menos y aquellos los más.

Congruentes con el propósito, aquella organización de la sociedad civil y sus aliados (Ethos, Laboratorio de Políticas Públicas, Acción Ciudadana Frente a la Pobreza y Consultivo por un Presupuesto Sostenible) han lanzado en internet el Portal denominado “Privilegios Fiscales”.  Donde con un lenguaje llano piden que nos informemos porque en nuestro país “A unas cuantas personas y empresas se les han perdonado y dejado de cobrar cantidades multimillonarias de impuestos y adeudos fiscales.”  Y nos conminan con una invitación-exigencia: “¡Ayúdanos a que las cosas cambien!”

Y ¿Cómo quieren que ayudemos? Principalmente ejerciendo nuestro derecho a la información.

No hago a través de este sencillo artículo, otra cosa más que sumarme a esa urgente petición. Y por ello intento destacar aspectos centrales del portal mencionado.

Dice el diccionario de la RAE que un privilegio es la “Excepción de una obligación… que goza alguien por concesión de un superior o por determinada circunstancia propia.”  En este caso la obligación incumplida de esos privilegiados mexicanos es la de pagar impuestos. Lo que perjudica a la sociedad toda, ya que cuando el gobierno deja de captar esos recursos, se afectará el gasto público destinado a aspectos fundamentales como la educación o la salud.

Resalta en el portal mencionado una franja amarilla en la parte inferior, con letras azules que dice: “BUSCA LOS PRIVILEGIADOS”, así con mayúsculas. Le pica uno ahí y se despliega un sencillo mecanismo de búsqueda, que puede hacerse por entidad federativa, y por monto del crédito, ya sea condonado o cancelado, por tipo de persona ya sea física o moral; y la categoría de la actividad económica, según se quiera buscar.

Hago una búsqueda para Tlaxcala y me encuentro inmediatamente la cancelación de un crédito de 368,320 pesos en la categoría de construcción y la subcategoría de “Vivienda comercial e industrial” de una persona física.  Y entonces me pregunto como lo hace la gente de abajo “¡pues de qué privilegios goza!”

Si nuestros periodistas locales hicieran un poco de periodismo de datos, seguro que nos podrían dar a conocer la lista de los privilegiados y quizá no nos sorprendería con ello tanto porqué lo son. La herramienta está disponible en internet, ¿alguien se atreverá a informar más a detalle en los estados?

Como de alguna manera dice Thomas Pikkety en su libro El Capital en el Siglo XXI, los privilegiados son los que tienen el poder político, económico e incluso ideológico, como en “El antiguo régimen francés (donde) desapareció cuando las asambleas revolucionarias votaron la abolición de los privilegios fiscales de la nobleza y el clero instituyendo una fiscalidad universal y moderna.”

Y precisamente es esa la tercera de las tres propuestas que hace Fundar en el home page del citado portal: “Impulsar una agenda legislativa para terminar con los #PrivilegiosFiscales… (porque) Es hora de cerrar filas y asegurarnos de que todos y todas paguemos lo justo de impuestos.”  La primera se refiere a exigir una “Mayor transparencia” a través de la “Ley General de Transparencia y Acceso a la Información” puesto que   “El INAI ha ordenado entregar esta información (quiénes son los privilegiados) en 32 ocasiones y el SAT ha incumplido.”  Y la segunda respecto a la “Rendición de cuentas”, puesto que “Necesitamos explicaciones detalladas para asegurarnos de que todos paguemos lo que es justo.”

Apoyándonos nuevamente en Piketti podemos decir que debemos tomar en nuestras propias manos nuestros impuestos y nuestro destino, como lo hacen los norteamericanos cuando se independizan de la Corona Británica, es decir asumiendo la máxima de “No taxation without representation” (no impuestos sin representación).

Señala Fundar en el documento de 63 páginas que sustenta el estudio, que se necesita ir hacia una política tributaria con perspectiva de Derechos Humanos.  Principalmente los llamados derechos económicos, sociales y culturales (DESC).  Por lo que enfatiza en las conclusiones que ello significa que “debe enfocarse en generar la mayor cantidad de recursos para poder financiar la realización de los derechos, combatir la concentración de la riqueza y fomentar un mejor ejercicio de rendición de cuentas entre la ciudadanía y la instituciones.”  Agregaría, esperando no exagerar, y dar la batalla en uno de los tantos frentes que tiene la corrupción.

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