Lo que da estabilidad a una política pública es el hecho de que algunos de sus valores, supuestos,  métodos, metas y programas se consideran básicos de modo que sólo podrían abandonarse bajo una gran presión y a riesgo de severas crisis internas. Lo que proporciona adaptabilidad a una política pública es que las circunstancias mencionadas puedan ser abandonadas, modificadas o sustituidas. Por lo que se requiere una distinción analítica entre la parte relativamente estable y rígida de una política pública así como de sus componentes más cambiantes y flexibles. La parte estable es el núcleo y la parte flexible es su periferia. Una transformación radical o un abandono del núcleo significa un gran cambio en la política: revolución antes que evolución, por así decirlo. Así lo explica Giandomenico Majone en su libro “”Evidencia, argumentación y persuasión en la formulación de políticas”.

El Dr. Guillermo Cejudo en una de sus clases en el Centro Clear La acentuaba que las políticas públicas antes de las decisiones son cuestiones ideales y después de las ellas estaríamos viendo los resultados. De igual manera, que una mala definición del problema llevará a una mala política pública. Enfatizaba que toda política pública debe tener una situación deseable. Decir en una política pública eso de que “lo tomas o lo dejas, no hay alternativa” es falso. Por otra parte el Dr. Mauricio Merino mantenía que una política pública es siempre una afirmación valores y que cada que se hace una elección se afectan intereses.

Aterrizando la teoría en la realidad, hoy la estamos confirmando con lo que sucede con las Leyes generales que emanaron de la Reforma Constitucional Educativa. El gobierno federal al pasar la estafeta al Secretario de Gobernación, manda una mala señal al núcleo de la política pública educativa. El Secretario de Educación Aurelio Nuño, no cogió bien la estafeta de su antecesor, Emilio Chuayffet, la cogió de bote pronto y en lugar de aportar, se sumó a una batalla anacrónica contra la CNTE que lo llevó a perder el apoyo político del Presidente, no tuvo una mirada prospectiva de la política pública, pensó que ya estaba “planchada” por eso opto por los discursos reactivos y la fuerza pública.

El Gobierno del Estado, el rival más débil, para la CNTE y el que menos entendió del ciclo de las políticas públicas. Un abogado al frente del nuevo IEEPO, no era el idóneo para hacer frente a la implementación de las leyes generales. El nuevo IEEPO, se empantanó, perdió fuerza, perdió gestión y acabo sin credibilidad.

En Oaxaca, los cinturones protectores de la política pública se relajaron, no existieron ejercicios que impulsaran programas administrativos o arreglos institucionales en el corto plazo. A dos años no vimos cambios sistémicos que permitiera fortalecer al IEEPO para implementar la política pública en aras de mejorar la calidad educativa en nuestro estado. No apostaron por la mejora en la gestión pública, no convocaron a profesionales que conocieran sobre el ciclo de las políticas públicas y del tema educativo. Contradictoriamente, la fuerza pública fue la única opción para el abogado. Este fue el más grande error del Gobernador Cué, ponerse a litigar contra CNTE y pedir ayuda para cercar al IEEEPO con la Policía Federal Preventiva, policía que los oaxaqueños aun no superar las heridas del 2006. Lo sabía el gobernador.

El congreso oaxaqueño, también puso su parte, deliberadamente empujó a Oaxaca a esta crisis, “patearon el bote”,  tratando que el Ejecutivo estatal cargara con el costo electoral y así fue, sólo que hoy, Alejandro Murat pagará los costos de la ineficiencia y apatía de esta legislatura, la peor sin duda, porque enfrentará ahora la descomposición de la reforma con las modificaciones a la ley estatal.

El núcleo duro de las leyes generales de la reforma educativa, ha sido tocado. La confrontación en Nochixtlán lo sacudió. Hoy los legisladores de izquierda PRD, PT y MORENA ya están discutiendo la nueva agenda para modificar la Ley del Servicio Profesional docente. Aurelio Nuño ya se sentó con el SNTE para una posible flexibilización de la evaluación docente. Por eso no queda duda que las leyes generales de la reforma educativa, entraron en proceso de declinación. La teoría se confirma con nuestra realidad, qué razón tenían mis maestros.