Los familiares de los 43 normalistas desaparecidos se encadenaron a las rejas del Palacio de Cobián, donde despacha el secretario de gobernación, Miguel Ángel Osorio. Dicen estar preocupados por la partida del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI).
“Nos preocupa y lamentamos que México se esté encaminando hacia un Estado autoritario que se niega a ser supervisado por organizaciones de derechos humanos”, declaró Vidulfo Rosales, el representante legal de los padres de las víctimas.
¿Quién es este abogado que cuenta con la confianza de los familiares? Se ha dicho y escrito mucho sobre él y, sin embargo, su biografía es poco conocida.
Vidulfo Rosales es uno de los cien mil indios me’phaa que habitan en la parte central del estado de Guerrero. Nació en 1977 en la comunidad de Totomixtlahuaca, municipio de Tlacoapa, en la zona de la montaña. Ahí no se habla la lengua tlapaneca, sino el castellano.
Su padre fue comunero y la parcela familiar, donde se siembra maíz y zacate, es menor a una hectárea. Es el primogénito entre siete hermanos.
Cuando tenía 16, murió su padre en un accidente de automóvil. Como en otras historias de la región, fue la madre quien sacó adelante a los hijos.
Vidulfo estudió la primaria en Ixtlahuaca y la secundaria en Tlapa. Para sostenerse mientras iba a clases, se hizo mozo en la casa de unos comerciantes mestizos. Techo, petate y comida a cambio de las faenas domésticas; un trueque común en la Montaña de Guerrero.
Fue en Tlapa que por primera vez vistió sus pies con huaraches. Ya era un adolescente. También en Tlapa estudió el bachillerato y destacó entre sus compañeros.
Sus maestros le convencieron de que debía seguir adelante. Tenía talento para la escuela y era líder al que se le facilitaba la palabra y la organización.
Mientras su madre permanece en Totomixtlahuaca, a cargo de la parcela familiar, Vidulfo Rosales se inscribe a la carrera de Derecho en la Universidad Autónoma de Guerrero. En Chilpancingo vive en una casa para estudiantes y trabaja en lo que puede para comer y mandar dinero a la familia.
Durante esos años universitarios se estrena en la lucha social y al graduarse consigue empleo en el Centro de Derechos Humanos José María Morelos. En vez de apostar por su patrimonio, decide dedicar la vida a defender indígenas.
En ese empleo asesora a las comunidades nahuas de Guerrero en temas agrarios. Luego sería contratado por el Centro Tlachinollan. Ahí combatió las prácticas de esterilización forzada que las autoridades sanitarias enderezaron contra las mujeres de Ayutla.
También fue el defensor de 20 mil indígenas afectados por el proyecto hidroeléctrico de La Parota. Logró que el Tribunal Agrario fallara a favor de las comunidades.
En diciembre de 2011 defendió a los normalistas que bloquearon la Carretera del Sol y por ello sufrieron represión.
Por esta responsabilidad, Vidulfo Rosales sufrió amenazas de muerte que lo llevaron a salir por primera vez del país.
Este abogado recibió una llamada la madrugada del sábado 27 de septiembre de 2014 que cambió su vida. Abel Barrera, director del Centro Talchinollan, le comunicó que la policía estaba disparando en contra de jóvenes estudiantes en Iguala.
Vidulfo Rosales condujo siete horas su automóvil para llegar a esa ciudad. Citó a los normalistas sobrevivientes en las oficinas locales de la Procuraduría.
Alrededor de las dos de la tarde de ese mismo sábado, Rosales y otras 45 personas tuvieron miedo. El edificio de la Procuraduría se hallaba rodeado por “halcones” ligados al crimen organizado.
Llamó de nuevo a Abel Barrera y éste a su vez a la oficina del gobernador. Desde Chilpancingo se giró una orden para que se sacara a los muchachos sobrevivientes y a Vidulfo Rosales dentro de un autobús de pasajeros. Gracias a que fueron escoltados por la autoridad estatal llegaron todos con vida a Chilpancingo esa misma noche.
Desde entonces Vidulfo Rosales se ganó la confianza para convertirse en el representante legal de los familiares de las víctimas de Ayotzinapa.
ZOOM: Mientras más se intenta sofocar el fuego, más se aviva la llama.