La Auditoría Superior de la Federación (ASF) encontró nuevamente diversas irregularidades en la compra del avión presidencial que ya utiliza el titular del Ejecutivo federal para sus giras de trabajo.

Cabe destacar que en su revisión a la Cuenta Pública 2012, la ASF ya había reportado que si bien la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) comparó la compra del Boeing 787-8 con los modelos A330-200, B-767-200 Y B-787-9, “el estudio no contó con los elementos suficientes que acreditaran la selección de la aeronave, ya que en realidad únicamente se contó con una opción que fue la que finalmente se adquirió”.

En su más reciente reporte sobre la revisión a la Cuenta Pública 2014, la ASF detectó que la Sedena metió los gastos de compra de piezas y motores de la aeronave dentro del contrato de arrendamiento, hecho que calificó como incorrecto, ya que la dependencia debió haber adquirido los materiales con su presupuesto de ese año.

La ASF recordó que el 1 de noviembre del 2012, el Banco Nacional de Obras y Servicios Públicos (Banobras) firmó un contrato con la empresa Boeing por un monto total de inversión de 6,094 millones 689,900 pesos, incluido el costo financiero del arrendamiento…

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