El pragmatismo político en su sentido positivo, es fundamentalmente la responsabilidad, y esa es la última lección que Pablo Iglesias ha dado en España a los líderes del Partido Popular (PP) y del Partido Socialista Obrero Español (PSOE), al declarar ayer luego de su entrevista con el Jefe de Estado, o sea el Rey, que está dispuesto a pactar con el PSOE e Izquierda Unida la construcción de un gobierno de “cambio y de progreso”.

Ningún desperdicio tienen, para el análisis, los casi ocho minutos que dura la declaración en conferencia de prensa para sostener lo dicho en el primer párrafo y destacar la idea esbozada en el título de nuestra primera reflexión en Contraopacidad de este 2016.

En un minuto ha roto, hecho pedazos, diría si se me permite ser más expresivo, el viejo paradigma de cómo los gobiernos se conforman, se planean, se acuerdan, se negocian incluso hasta se tranzan (con todo su sentido peyorativo en la cultura política priista en México), en la más absoluta oscuridad de la catacumbas de la democracia representativa, la democracia de los modernos, como la llama Sartori.

Subversivo y por lo tanto político en la más amplia connotación del concepto resulta el conjunto de las 125 palabras pronunciadas por Iglesias. Considerémoslas en dos partes:

“Emplazo desde aquí al Secretario General del PSOE a que el diálogo que iniciemos sea un diálogo abierto a la ciudadanía. Si aspiramos a ser Presidente y Vicepresidente de un nuevo gobierno los ciudadanos se merecen vernos dialogar. Los últimos años han demostrado que los ciudadanos quieren ver y escuchar y la nueva política debe de estar a la altura de la demanda de los españoles.”

Y efectivamente los españoles y los mexicanos y los individuos de cualquier país merecen, tienen derecho a saber, cómo sus políticos de profesión dialogan, negocian y acuerdan la conformación del gobierno, no sólo como gobiernan que es a lo que se ha limitado hasta ahora el llamado Derecho de Acceso a la Información Pública gubernamental. Por qué se decide que sea equis y no ye persona la que se le encarguen las decisiones públicas en materias claves para la vida social, como la educación o la economía. Eso no se nos ha permitido verlo o por lo menos saber qué virtudes o trayectoria permiten que una persona sea nombrada y de ahí evitar los fantasmas que nos hacen pensar que el Primer Ministro en España o el Presidente en México, dé esos nombramientos a sus incondicionales que no tienen experiencia en el tema, o lo peor que dichas designaciones sean pago de cuotas a grupos de interés que hayan financiado las campañas; el famoso “sistema del botín” del que nos habla Karl. W. Deutch en un texto clásico.

“Ahora es el momento del diálogo. Estoy convencido de que Pedro Sánchez estará encantado de que dialoguemos cordial y constructivamente, sin preguntas pactadas frente a los ciudadanos. Pido desde aquí a los medios de comunicación que den las facilidades para que este diálogo de gobierno se produzca desde la máxima transparencia. En esta época el diálogo debe ser transparente.”

Si las primeras palabras citadas son el movimiento de la pieza en el tablero de ajedrez, estas segundas son para cantar un jaque a la Dama (la pieza más poderosa en este llamado deporte ciencia). Y no es que el PSOE tenga que aceptar una derrota, sino de que para conservar su Dama, tienen que pactar con el fiero oponente y continuar el juego.

Haciendo a un lado la metáfora, la proposición es muy sencilla: vamos a pactar un gobierno, pero que sea a la vista de los ciudadanos y a la luz de compromisos que beneficien a las mayorías.

No me resisto a volver a citar el enunciado porque coincido plenamente en ello y considero que lubricaría muchas piezas de la enmohecida democracia que cual previsible maquinaria parece no moverse más que con dinero (incluso sucio, del narcotráfico por ejemplo): “En esta época el dialogo debe ser transparente”.

Así viejos lugares comunes, dejan esa vestidura inútil, de frases hechas y se convierten en demandas políticas rejuvenecidas y auténticas: “Por eso entendemos que antes que buenas palabras y buenas intenciones hacen falta equipos de gobierno con personas comprometidas con el cambio que aseguren hechos… que aseguren la coherencia entre lo que se dice y hace.”

Momento crucial para la polis española y diría la polis en todos los rincones del planeta.

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