El siglo XXI, como inicio de la posmodernidad, trasciende las lógicas del desarrollo descritas en la historia de la humanidad. El proyecto “Pachuca Ciudad del Conocimiento y la Cultura”, se erige en este escenario como uno de los logros emblemáticos de la administración estatal, y en el 5º Informe del Gobernador Olvera se manifiesta como una visión de innegable valor social.

Esta iniciativa proyecta la construcción de una sociedad del conocimiento, redimensionando el presente y prospectando el futuro, a partir de la creación de espacios de transición político-social, que intentan revertir las anomias de la desigualdad social, efecto de promesas incumplidas y demagogia política, que históricamente han causado el desdén de la ciudadanía hacia sus instituciones.

Vertebrar escenarios futuros, otorgan un nuevo sentido orgánico a las tareas públicas: administrar para transformar. Esto implica que un ejercicio de gobierno ordinario es insuficiente, ya que ahora se prescribe como imperativo irrestricto, el desarrollo de la seguridad humana.

El proyecto está concebido para desarrollar un espacio de vocaciones regionales, de transferencia, de aplicación del conocimiento científico, y para impulsar los nexos con la industria, el comercio, la educación, la ciudadanía y el gobierno.

Estos rasgos de acción de largo aliento de la política del Ejecutivo Estatal, instauran una nueva visión en las tareas del quehacer público, e incorporan al ejercicio de gobernar, la prescripción de un enfoque estadista fundado en el compromiso de hacer del patrimonio público, la esperanza cierta del bienestar del pueblo.

Pachuca Ciudad del Conocimiento y la Cultura”, como nuevo modelo de socialización del conocimiento aplicado, deriva su importancia en la compatibilidad del desarrollo científico-tecnológico, con la edificación de un porvenir cierto de la humanidad, y específicamente, con la generación de oportunidades sociales, que a través de la cultura y la ciencia, constituyan la génesis de sociedades abiertas y justas.

La socialización de la ciencia y la cultura adquiere en nuestro devenir, un sentido protagónico en el desarrollo de los pueblos; es la fuente motriz que permite hacer de las estructuras económicas, espacios de estabilidad social; generar condiciones de competitividad; y armonizar las expectativas de los actores sociales.

Al respecto, el Presidente Peña Nieto ha referido la transición de los modelos de triple hélice, hacia un nuevo modelo “tetra hélice” que adiciona la participación ciudadana, con el compromiso de contribuir a consolidar una sociedad del conocimiento, como un derecho de acceso universal y equitativo, enunciado ya, en la “Declaración de Santo Domingo: Gobernabilidad y Desarrollo en la Sociedad del Conocimiento”.

Esto impone el reto de generar nuevos vínculos identitarios del tejido social, para hacer de la ciencia y la cultura, el epicentro del desarrollo humano; al tiempo de ubicar la transversalidad del conocimiento, como fuente del dinamismo económico y la armonía social.

Indiscutiblemente hablamos de un espacio dinamizador de tareas y proyectos económicos, de una dimensión cuyos alcances de desarrollo humano, van más allá de lo común, al vincular e identificar las diversas formas de conocimiento para mejorar la competitividad económica, el bienestar de la población, la sostenibilidad ambiental, y una mayor participación ciudadana en los asuntos públicos, que aseguren una gobernanza eficaz para la Nación.

Esta es la tarea del conocimiento. Esta es la edificación de la cultura, como objeto y patrimonio del cambio social.

Admitamos entonces, que cuando aludimos a la creación de una “Ciudad del Conocimiento”, el sentido primigenio del concepto ciudad, es la narrativa de la historia de seres humanos que encontraron en un espacio-tiempo, la identidad del porvenir. Este es el escenario primario del encuentro del ciudadano y su entorno.

Una “Ciudad del Conocimiento”, es el hábitat donde la cultura es espíritu social, que no puede soslayar al ciudadano como su esencia, y debe admitir en su socialización, la oportunidad inequívoca de construir en la ciudadanización, su mayor fortaleza y virtud.

Esto es posible, sólo con la instauración del conocimiento y la cultura como vínculo solidario de los diferentes actores sociales, que en amplios horizontes de entendimiento; con diálogos que trasciendan con plena libertad de credos, ideologías o clase social; y con una respetuosa deliberación del intelecto y por lo tanto, de la razón humana, hagan del conocimiento, la fuerza motriz del desarrollo de nuestro Estado y de nuestra Nación.

En México, vivimos un momento de empoderamiento de las fuerzas sociales, que nace en la cultura, y hace de la cultura, el escenario de prospección de las expectativas de desarrollo a las que tiene derecho nuestro pueblo. Por ello, la virtud de recuperar la ciudadanización del Estado, es entender su esencia y su razón.

Este enfoque de civilidad plena de las estructuras políticas, libera a los sujetos sociales, los une, y edifica su porvenir. Significa un aliento por ser axioma de la razón, ya que no puede haber porvenir, allí donde no hay progreso, y la desigualdad económica es germen de flagelo social.

Los desafíos de nuestra Nación, implican hacer de las ciudades, los centros de desarrollo. La competitividad, como paradigma de desarrollo global, no es incompatible con las aspiraciones sociales y con la necesaria reflexión para instrumentar en la vocación de cada ciudad, la evolución causal de sus estructuras de desarrollo.

La “Sociedad del Conocimiento”, debe erigirse como un espacio transversal de los escenarios sociales. Debe fortalecer la integración y asociativismo ciudadano. Debe empoderar intelectualmente al tejido social, proveer los elementos cognitivos que hagan de la cultura, un escenario horizontal que dignifique a sus ciudadanos y les permita aprender a pescar en la libertad que genera una sociedad abierta y proclive a la igualdad de oportunidades.

El Gobernador Olvera, con visión y sensibilidad, ha trascendido en el ejercicio de gobernar al asumir que en la “Sociedad del Conocimiento”, la ciencia y la cultura son la génesis del desarrollo humano, que permite entender al progreso como una conquista social.

Hidalgo ha creado los puentes de entendimiento solidarios entre diversos actores sociales para edificar una “Sociedad del Conocimiento”. Hacia el porvenir, nuevas generaciones podrán construir las megalópolis de la cultura. Les habremos asegurado con nuestras acciones, que el conocimiento libera y ubica a la verdad social, como la razón de nuestro espíritu.

Agenda

  • El Gobernador Olvera anunció que Petróleos Mexicanos, absorbió el costo financiero de los créditos contratados para adquirir los predios que serían destinados a la construcción de la nueva refinería en Tula, Hgo., y entregó a las arcas estatales 580 millones de pesos, erogados por el servicio de la deuda.

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