“Las y los comisionados que hoy encarnan el pleno del INAI fueron designados por un procedimiento abierto e inédito en el Senado. Son actores poderosos del nuevo sistema político de nuestro siglo y seguramente están sujetos a toda clase de presiones, seducciones, amenazas y promesas.”

Así casi concluye su artículo de opinión titulado “El INAI: así no”, el Doctor Mauricio Merino, en el que reflexiona sobre el hecho de que en decisiones divididas recientemente, ese pleno parece inclinarse más por la opacidad que por la transparencia en el gobierno federal.

Leídas así, con calma ambas oraciones, a nosotros nos surge cierto desacuerdo con ellas.

Si bien es cierto que hubo apertura en el procedimiento de evaluación de quienes aspiramos a ser comisionados con la participación del llamado “grupo de expertos”, también fue muy claro que, como se dice coloquialmente, se tomó “en lo oscurito” la decisión final y hubo reparto de cuotas partidistas. Cosa, esta última, que no me espanta porque no resulta malo cuando los designados se comportan de manera independiente, como lo hacen Oscar Guerra, Areli Cano y Joel Salas. Sin embargo no pasa así con el resto de comisionados porque (y lo digo a pesar de que sea políticamente incorrecto) está claro que por el partido que los impulso (PRI y PAN) actúan como pro oficialistas. Quizá el caso más contundente de ello sea Rosendo Evgueny Monterrey, quien pese a no estar entre los aspirantes que recomendaba el grupo de expertos (quien por cierto excluyo a Ernesto Villanueva) fue nombrado; y quienes lo conocemos, sabemos sus vínculos directos con el peñanietismo.

En tal sentido no tiene porqué sorprendernos que en ciertos casos, ese pro oficialismo se imponga en las votaciones.

Hago un paréntesis aquí para dejar claro que al llamar a tales consejeros como pro oficialistas, no los estoy descalificando y menos ofendiendo, sólo estoy describiendo que su actuar es proclive al grupo en el gobierno y nada más.

Que los comisionados pueden ser presionados, seducidos y hasta amenazados para inducirlos a votar de una u otra manera puede ser real y no. Es decir no dudamos que los grupos de poder, más allá incluso de los partidos o el gobierno, pudieran hacerlo, pero también tenemos claro que la calidad moral de los comisionados es algo que se valoró a la hora de designarlos. Por lo tanto nadie puede creer que los cuatro pro oficialistas del pleno del IFAI, necesiten ser presionados. Lo más seguro es que, y esto puede ser respetado aunque no compartido, tengan la convicción que así deben votar.

Por lo menos esa impresión me dan a mí, los deficientes textos (sobre todo en su sintaxis) que publica Francisco Javier Acuña en “Excelsior” como el más reciente, en el que pretende justificar y no tanto explicar su voto en el caso de CONAGUA. En verdad no le tengo mala fe a este comisionado, pero sólo compare usted la diferencia con lo que escribe Joel Salas sobre el mismo tema, en este artículo publicado en Nexos.

Yo no leo que esos cuatro comisionados voten así en esos casos por amenazas, seducciones o promesas, como nos comparte Merino. Yo leo que lo hacen así porque sus intereses políticos son compatibles con los del gobierno que este caso no quiere dar una información que sabe le afectará en la opinión pública.

Sin embargo estoy de acuerdo en que esto desafortunadamente le resta credibilidad a un organismo por cuya autonomía constitucional se luchó mucho desde él mismo en su época de IFAI, desde la extinta COMAIP, y desde la sociedad civil organizada, como México Infórmate o Fundar.

Lamentable es ver como con actuaciones como esa, que muchas veces se maquillan con la organización de pomposos eventos, convenciones y conferencias magistrales, su discurso fácilmente cae en la demagogia.

Una señal clara de esa falta de congruencia entre el decir y el hacer, a que nos está acostumbrando el INAI, son las caricaturas de los moneros mexicanos. Su crítica es ácida por real. Les platico sólo una de Perujo, en la que dibuja el logo del INAI, cuya puerta abierta cierra simbólicamente con un moño amarillo que dice “P.G.R.” mientras con una llave de “perico” se trata de cerrar una tubería de la que ha salido sangre que en el piso forma un charco en el que se escribe la palabra “Tlatlaya”.

Yo no vislumbro que la correlación de fuerzas en el pleno del INAI cambie porque no creo que los cuatro comisionados pro oficialistas que hacen mayoría cambien de intereses políticos. Lástima porque mucho daño le podrán hacer a las institución antes de que dejen el cargo.

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