El proceso de reingeniería del gasto público trae consigo la semilla de una buena noticia: la creación del Programa Nacional de Inglés. En sucesivos documentos publicados este año, las organizaciones Mexicanos Primero (Sorry) y el IMCO (Inglés es posible) habían puesto el dedo sobre la necesidad de incorporar la enseñanza del inglés como un motor para el desarrollo educativo y económico del país. Aún no existen detalles sobre la ejecución y los alcances del proyecto, pero las reglas de operación del programa deberían aprovechar la plataforma federalista que nos brinda la Constitución.

La discusión nacional sobre la reforma educativa se ha concentrado en la negligencia de Oaxaca, la anarquía de Guerrero y la debilidad institucional de Chiapas. Sin embargo, la República mexicana está conformada por otras 29 entidades donde existen variopintas narrativas de éxito moderado sobre la reforma educativa. El Programa Nacional de Inglés debería comenzar por aplicar sus primeros pilotos en los estados donde la reforma educativa ha logrado cumplir sus metas básicas. Hoy en Oaxaca el mayor desafío educativo no es que los niños aprendan inglés, sino que los profesores de español asistan a dar sus clases. ¿Los niños de Querétaro, Sonora y Yucatán deben sacrificar su oportunidad de aprendizaje hasta que los miembros de la CNTE acepten requisitos mínimos de mérito en su carrera profesional?

En EU, el gobierno federal implementó el programa Race to the Top, el cual consiste en un fondo multimillonario, donde cada estado concursa por obtener una rebanada más generosa del presupuesto educativo. El boleto de entrada al fondo concursable es la voluntad política y los avances concretos para impulsar reformas educativas. Race to the Top no sólo implica más recursos para los estados reformadores, sino también un reconocimiento político para los gobernadores que impulsen los cambios. Una competencia entre estados para obtener financiamiento para el programa de inglés podría aumentar la base de apoyo social a favor de la reforma educativa.

Se requiere formar a cerca de 80 mil maestros para lograr esta epopeya de política pública. Parte del desafío se logrará capacitando profesores mexicanos e importando algún número de maestros de países anglosajones. Sin embargo, dadas las restricciones de recursos humanos y financieros, la gran oportunidad de dar un salto cuantitativo es por medio de la tecnología.

Poco antes de morir, Steve Jobs afirmó que la verdadera revolución digital en la educación vendría cuando los libros de texto incorporaran plataformas multimedia. México dio un paso importante en esta dirección con Enciclomedia, un exitoso proyecto educativo que quedó atrapado en las grillas y embates de los cambios sexenales.

En el ciclo escolar 2005-2006 se hizo un piloto, en una muestra estadísticamente significativa de aulas, para probar los materiales de Enciclomedia para la enseñanza del inglés. El proyecto fue supervisado por The Anglo Mexican Foundation (Anglo). Esta institución determinó que los estudiantes evaluados obtuvieron un promedio cercano a ocho sobre una calificación máxima de 10. Los profesores que usaron Enciclomedia para la enseñanza del inglés no hablan el idioma, pero lo aprendieron a la par de sus alumnos. Hoy los derechos de esos materiales digitales están registrados a favor de la SEP, listos para ser reutilizados sin que se requieran pagos de derechos o erogaciones presupuestales adicionales. Lo que sí se requiere es voluntad política para reconocer que el programa educativo más famoso del foxismo y más vilipendiado en el sexenio de Felipe Calderón tuvo méritos que se deben reconocer y rescatar.

* Declaración de conflicto de interés: Felipe Bracho, creador de Enciclomedia, es medio hermano del autor de esta columna.

@jepardinas

Fuente: Reforma