Desde el año 2009, en GESOC, A.C. (organismo independiente de la sociedad civil) hemos diseñado y publicado anualmente y de forma sistemática el Índice de Desempeño de los Programas Públicos (INDEP) que integran la política social del gobierno federal y que para el año 2014 tuvieron una muy significativa asignación presupuestal conjunta de 457 mil 272 millones de pesos (aproximadamente el 11.6 por ciento del gasto público programable).

Utilizando información exclusivamente de fuentes oficiales, el INDEP refleja, en una escala numérica que va de 0 a 100, el nivel de desempeño de cada programa social, entendido como la capacidad que ha demostrado para resolver el problema público que le dio origen. Es decir, una herramienta de rendición de cuentas sobre los efectos de los programas y no sobre sus insumos. Adicionalmente, el INDEP ofrece una clasificación de seis categorías que explica y contextualiza la calificación de desempeño otorgada a cada programa y que brinda pautas de actuación claras y precisas para que los tomadores de decisiones en el Ejecutivo y el Legislativo mejoren la racionalidad de los programas y del presupuesto que les asignan, así como sus previsiones de transparencia e institucionalidad para evitar su utilización en fines distintos a aquellos para los que fueron creados, por ejemplo, fines electorales.

Los resultados de la edición 2014 del INDEP son un fiel reflejo del actual estado de la administración pública en México: pequeñas ínsulas de alta institucionalidad, transparencia, rendición de cuentas y compromiso con la mejora continua, rodeadas de mares de prácticas inerciales, opacas e impermeables a la rendición de cuentas y al cambio para la mejora, a pesar de las toneladas de evidencia robusta para ello.

141 de los 182 programas sociales del gobierno federal (77.5 por ciento) son actualmente incapaces de resolver el problema público que atienden debido a su muy bajo desempeño, o peor aún, debido a que ni siquiera son capaces de identificar a su población potencialmente beneficiaria. En el INDEP 2014, estos programas son los que integran las categorías de “Caja Negra del Gasto Social”, de “Desempeño Escaso”, o bien de “Dispersión de la política social”, en los cuales se invirtieron cerca de 151 mil millones de pesos en 2014 (33.1 por ciento del gasto social federal).La otra cara de la moneda son los 41 programas sociales (apenas 22.5 por ciento) que presentan adecuados niveles de desempeño y prácticas robustas de transparencia, rendición de cuentas y mejora continua. Este reducido pero destacado conjunto de programas integra las categorías de “Nivel de Desempeño Óptimo” y “Alto Potencial de Desempeño” y que, afortunadamente, recibieron ya para 2014 la mayoría del presupuesto social (67 por ciento). Resulta también interesante que todos ellos sean responsabilidad de apenas un puñado de unidades dentro de dependencias como Sedesol, Conacyt, Economía y Salud: las ínsulas de institucionalidad, transparencia y mejora en medio de los mares de inercia, incompetencia y opacidad.Tras seis años consecutivos de mediciones y recomendaciones de mejora derivadas del INDEP, hoy podemos identificar al puñado de dependencias y de programas abiertos a la sociedad, al cambio y a la mejora, por un lado; y a las dependencias públicas y sus programas (la gran mayoría) cerrados, oscuros e impermeables al cambio, por el otro. La información completa del estudio y las recomendaciones específicas para la mejora están tan sólo a un par de dedos de distancia: en una aplicación web interactiva navegable en tabletas, teléfonos inteligentes y también en PCs, bajo la siguiente dirección: www.indep.gesoc.org.mx.

El llamado es a las y los integrantes de la Comisión de Presupuesto y Cuenta Pública de la Cámara de Diputados a mantener la tendencia de asignar más a los programas transparentes y de alto desempeño; pero también a romper (por fin) con la otra tendencia perniciosa: más programas sociales (se siguen incrementando año tras año) pequeños, dispersos e impermeables a la transparencia y al cambio, muy probablemente porque han sido pensados para servir y mantener clientelas más que para resolver problemas públicos.

El próximo año tendremos elecciones y es este conjunto de programas el que tiene las condiciones propicias para ser utilizados con fines electorales.

Fuente: Reforma