Tres eventos en tres continentes distintos se asoman al futuro de un nuevo orden energético global. El primer acontecimiento ocurrió en un puerto marítimo del sur de Texas a fines de julio pasado. Un buque tanque cargado de petróleo con un valor de 40 millones de dólares zarpó con destino a Corea del Sur, rompiendo cuatro décadas de prohibición de exportar crudo desde Estados Unidos. Por primera vez desde tiempos de Richard Nixon este país entra al mercado global de hidrocarburos no como cliente sino como vendedor.

El segundo evento revelador del porvenir sucedió en una aldea en Bihar, el estado más pobre y subdesarrollado de la India. En términos de energía eléctrica, esta aldea dio un salto de la obscuridad de la edad media al siglo XXI. Con el movimiento de un switch, el hombre más viejo de la aldea de Dharnai encendió la red de energía que por primera vez llevó electricidad a esta comunidad de 450 casas y 2400 habitantes. La novedad del asunto es que este poblado no está integrado a la red eléctrica regional, sino que tiene un microsistema de generación que funciona exclusivamente con energía solar. Esta aldea tiene una población microscópica en términos demográficos, con un nivel de consumo eléctrico sumamente bajo si se compara con una población promedio de clase media. Hay que analizar los costos de infraestructura y mantenimiento del proyecto, pero esta aldea de Bihar será un referente para el desarrollo de energías renovables en el mundo.

El tercer suceso aconteció en Alemania el 9 de junio de 2014. Ese día el país teutón, una de las economías más avanzadas del planeta, logró que el 50% de su demanda de electricidad fuera producida por energía solar. Este logro impresionante se alcanzó en un día de asueto con todas las fábricas paradas y en medio del verano con más horas disponibles de sol. A pesar de esto, el avance resulta muy auspicioso para el futuro de las energías renovables. Los alemanes se han puesto la meta de que para el año 2020, el 35% de su electricidad será producida por fuentes renovables y el 100% para el año 2050. Alemania es de los principales países importadores de combustibles fósiles y paga uno de los precios más altos de electricidad en el planeta, por lo cual el impulso a las energías renovables no sólo es positivo para el medio ambiente, sino también un buen negocio. El 90% de la energía solar en Alemania se genera no en granjas gigantescas sino en paneles instalados en techos de casas. Resulta sumamente fácil convencer a una familia a instalar paneles solares en su azotea, cuando se pagan costos de 35 centavos de dólar por Kwh, mientras que en México el costo promedio es de sólo 10 centavos (The Energy Collective).

Estos tres eventos en EU, India y Alemania son una ventana al porvenir. La reforma energética recién aprobada en México es una transformación profunda en la vida del país, pero desde la perspectiva global es un sismo en una secuencia inconclusa de terremotos. No estamos innovando, ni transformando el mercado global de energía. Apenas nos estamos poniendo al día con lo que sucede en el resto del planeta. México tiene que aprovechar las ventajas de ser un país productor de hidrocarburos, con precios cercanos a los 90 dólares por barril. La velocidad de los cambios deja lugar a una sola certidumbre: el mañana será un lugar distinto.

@jepardinas

Fuente: Reforma