La corrupción  es, según el  último barómetro del CIS, tras el paro, la segunda principal preocupación de los españoles.  Una preocupación que sigue escalando posiciones, este mes dos puntos más que el anterior. Una preocupación que se manifiesta en el pésimo juicio que tiene la ciudadanía acerca de los partidos políticos, la institución más desprestigiada del panorama institucional español.  Cada día nos desayunamos con nuevos escándalos de corrupción. En unos casos son imputaciones que veremos en que quedan, pero en otros supuestos se trata de sentencias firmes. Miles de casos, solo una pequeña parte, asoman a los juzgados mientras un reciente informe de la UE nos dice que el 97% de los españoles piensa que la corrupción es general.

Por sorprendente que parezca, mientras que en otros países se juzga y condena a funcionarios internacionales implicados en sobornos en la contratación internacional, en España desde hace 13 años apenas se han abierto 7 expedientes en esta materia. Por eso, las autoridades de la división contra la corrupción de la OCDE, al analizar comparativamente lo que acontece en el mundo, concluyen que España no está siendo, por decirlo suavemente, diligente en este punto.

En este momento hay varios miles de políticos imputados en causas de corrupción. Muchas de las cuales salen a la luz, no por el celo investigador de las unidades administrativas supuestamente especializadas, sino por vendettas  o despechos conyugales o patrimoniales. Ahí están los últimos casos para quienes los quieran consultar. Si esto es así, como parece, hasta se podría pensar que la corrupción formal es solo una pequeña, muy pequeña parte de la verdadera corrupción que existe entre nosotros.

¿Por qué aumenta la preocupación de la corrupción en este momento?. ¿Será porque la ciudadanía percibe ahora con más transparencia la realidad?. ¿Será porque las medidas de regeneración democrática implantadas han dado resultado?. ¿Será porque los partidos, por fin, se han decidido a que la ciudadanía conozca sus presupuestos, sus fuentes de financiación, sus sistemas de contratación de personal?. ¿Será porque los sindicatos finalmente han abierto las puertas de sus cuentas a al escrutinio público?.  Son preguntas que no es difícil responder. Hasta el mismo Tribunal de Cuentas, el supremo órgano fiscalizador de las cuentas públicas de las instituciones del Estado,  reconoce que en su seno se han dado abusos en materia de contratación de personal para colocar amigos y afines…

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