Es necesaria la distancia entre quienes aspiran a ser consejeros o comisionados de órganos autónomos con respecto al Ejecutivo, a la Cámara de Diputados y el mismo Senado, señaló José Roldán Xopa, profesor e investigador del CIDE, en el seminario Órganos Autónomos y Funciones de Control del Senado, organizado por el Instituto Belisario Domínguez, del Senado de la República, y propuso que se les ofrezca mayor garantía de estabilidad en su cargo, con inmunidad respecto a la posibilidad de ser removidos.

Sin embargo, agregó, el trabajo de los senadores en la designación de los comisionados del Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI) se desarrolló de manera pulcra; esto, enfatizó, fue elemental en el proceso transparente de designación.

“En el juego de la democracia y alternancia tenemos un problema de desconfianza entre políticos; pero no solo entre ellos, pues tal pareciera que a 10 años de la creación del IFAI se ha fracasado en mejorar las condiciones de transparencia, pues los niveles de percepción de corrupción entre la sociedad han aumentado constantemente”. 

Roldán Xopa subrayó que por ello se debe fortalecer a las instituciones para formar y dotar a los órganos autónomos de funcionarios ideales, con el fin de profesionalizar a estas instancias.

Ante las nuevas modificaciones de los institutos y su carácter autónomo, el Senador Miguel Barbosa se preguntó si en verdad estos órganos son autónomos y qué se debe fomentar para que, sin temores y sin influencia del poder más alto en el país, puedan desarrollar cabalmente sus tarea.

Advirtió que el Senado de la República es un órgano de control de los demás poderes de la Unión, e invitó a reflexionar cómo ejerce esas facultades en materias como la política exterior o en asuntos de seguridad, y manifestó que el seminario permitirá revisar cómo se encuentra la constitucionalidad del Estado mexicano en estos momentos.

Por su parte, Lourdes Morales, directora ejecutiva de la Red por la Rendición de Cuentas señaló que cada vez hay mayor exigencia de la sociedad civil en los procesos de designación de los responsables de los órganos garantes, y esto es una muestra de la relevancia y el blindaje que puede dar el acompañamiento de la sociedad civil.

Sostuvo que “es un momento propicio para ver cuáles han sido las mejores prácticas en las formas de designar personas en los organismos autónomos y las fallas”, y agregó que para ejercer sus funciones de contrapesos, “requieren de capacidad de actuación, técnica presupuestal, facultad de sanción o al menos de responsabilización y legitimidad frente a todos los actores del sistema”.

David Arellano Gault, profesor e investigador del CIDE, advirtió que la variable organizacional de estos órganos, es una de las olvidadas del diseño político, legislativo y administrativo del país, pues se parte, dijo, del supuesto de que la administración y gestión de las organizaciones es una cuestión automática.

“Una vez que están diseñadas las reglas del juego, las leyes, las normas, nombradas las personas que dirigen las organizaciones, en México se asume que lo que sigue debe ser una cuestión como de ‘intendencia’, barrer un poco la organización y los resultados van a empezar a gestarse por sí solos, pero esa fotografía se tiene que ir cambiando.”

“La cuestión de contar con buenas organizaciones gubernamentales, públicas, estatales, implica tener organizaciones con una lógica política certera y adecuada con un grado de autonomía y discrecionalidad adecuadas”, concluyó Arellano Gault.