Alguien consideró que la información relativa a su destitución como comisionado en algún estado no aparecía en su expediente, por ser algo así como un dato personal (sensible, por lo demás). Alguien más confesó obtener sus ingresos con simulación de actos de por medio. A un autor de libros en cuya bibliografía sólo figura él mismo. Muchos otros centraron su aspiración en combatir la corrupción.

Las senadoras Arely Gómez, Laura Rojas, Marcela Torres y los senadores Escudero, Corral, Encinas, Amador, Pedraza, principalmente, pese a que el formato no permitía réplica, tuvieron la posibilidad de tener mayor información, contrastar respuestas, y hay que reconocerlo, aun en los comentarios más críticos fueron receptivos.

La presencia del comité de expertos y la valoración que se le dé a sus consideraciones, abren las condiciones para que la decisión tenga, al menos un piso razonable de conocimientos y méritos.

Ahora bien, no se trata solamente de seleccionar a siete individualidades, lo que por sí mismo es importante, sino de la integración de un colegiado que funcione. Y en eso el IFAI es el ejemplo extremo de una integración que llevó a la crisis y al entrampamiento institucional. El cuidado que se tenga para seleccionar a las individualidades en condiciones de paridad, y de selección de perfiles alineados al perfil y mandato institucional.

En tal dirección, hay un conjunto de preguntas básica acerca de lo que es el IFAI, cómo lo piensan y qué proponen los aspirantes y, por supuesto cómo lo conciben los senadores y cómo lo integrarán:

1.      ¿El IFAI es un tribunal, un ombudsman, una fiscalía u otra cosa?

Que los aspirantes piensen que tiene funciones jurisdiccionales o que quieren ser comisionados para “defender” el derecho de acceso a la información o para “combatir la corrupción”, preconfigura ya una determinada función institucional: decidir conflictos entre partes dependiendo de quién acredite su dicho o argumente convincentemente; o asumir la bandera de una causa como una ONG o investigue, reúna pruebas y descubra corruptos.

Los planteamientos anteriores tienen sus limitaciones ya que decidir un recurso sobre acceso a la información tiene características, técnicas de decisión, muy distintas a la jurisdiccional. No hay litis, ni sujeción a los agravios de las partes, por ejemplo. La función de garantía de un derechono equivale a la defensa del mismo; lo primero supone decisión dotada de objetividad e imparcialidad; lo segundo es una función subjetiva, estratégica para conseguir un objetivo.

2.      Transparencia y corrupción

Un gran porcentaje de aspirantes asumió el discurso binario transparencia/corrupción. Hay relación por supuesto, pero sobreestimarla o asumirla mecánicamente tiene sus limitaciones. A más de diez años de las leyes de transparencia, México ha empeorado en los índices de percepción de la corrupción que formula Transparencia Internacional: del lugar 51 en 2001 al 100 en 2011.

Si leemos tal dato como equivalente a la situación de corrupción, nuestro sistema de transparencia, como factor de combate a la corrupción, ha sido un fracaso.

La transparencia y el acceso a la información tienen que ver, pero no se agotan, ni siquiera tienen como principal objetivo el de combatir la corrupción.

3.      Los abogados y los otros saberes especializados

Plantear que el pleno debe estar integrado por abogados o no, como si se tratara de una cuestión de gremios, es un falso problema y más bien revela la necesidad de precisar y discutir más la función constitucional del IFAI. Precisamente porque no se trata de una función jurisdiccional o de defensoría, sino porque hay funciones institucionales cuya expresión estuvo ausente o fue francamente minoritaria en las comparecencias, pero que son centrales. El IFAI es un órgano gubernamental que ejerce poderes públicos y sus actos de “garantía” de derechos son a la vez decisiones, bajo formas jurídicas, que afectan procesos públicos que requieren de otros conocimientos (de política pública, de procedimientos de gestión, de archivos o de materias especializadas).

4.      Las disputas entre comisionados y ordenar la casa

Quienes sean los nuevos comisionados tendrán que designar de entre ellos al presidente. Será una buena prueba para observar cómo lo hacen. Un primer error sería la patrimonialización (pensar que corresponde una séptima parte a cada comisionado sería la repetición de los antecedentes de la tragedia del pleno que sale). La corrección de los incentivos que la estructura actual tiene y la asignación de responsabilidades claras en la administración, sería buenos pasos inaugurales.

Que como país invirtamos tiempo, recursos económicos y energía social en todo un sistema de garantías, es atender el remedio y no las causas. Si como debiera ser, la transparencia y el acceso a la información fueran parte de las rutinas gubernamentales y algo dado, tal sistema sería innecesario. Así las cosas lo peor que nos puede pasar es que hagamos una mala inversión. De la buena selección de comisionados podría darse el siguiente paso a la formación de una inteligencia institucional.

Nuestro aparatoso sistema de instituciones de transparencia (ojalá no inútil) es directamente proporcional a la desconfianza en el gobierno, en los políticos, en los sindicatos. Una desconfianza, por demás justificada. La sociedad de la transparencia es una sociedad de la desconfianza y de la sospecha, que, a causa de la desaparición de la confianza, se apoya en el control, dice Byung (La sociedad de la transparencia. Herder, 2013).

El IFAI es una especie de panóptico -siguiendo la idea de Byung- que invierte los términos de su original. Es un punto de mira de cualquiera, incluyendo el anónimo (y así debe seguir siéndolo), desde el cual podemos observar a quienes siempre han tenido el punto de observación privilegiado.

La cuestión clave, no es no quedarse en el voyeurismo, y ahí está una de las direcciones de la inteligencia institucional, que su misión sea tan eficaz en la transparencia y el acceso a la información que forme parte de las rutinas de todos los días de manera que la observación llegue a ser aburrida y ordinaria. Su éxito está en ir de un maximalismo a un minimalismo.

Para terminar con Byung:

“Confianza significa: a pesar del no saber en relación con el otro, construir una relación positiva con él. La confianza hace posibles acciones a pesar de la falta de saber. Si lo sé todo de antemano, sobra la confianza”.

@jrxopa

Publicado en La silla rota