La decisión de estudiar una carrera pocas veces se apoya en datos duros que brinden  información sobre las implicaciones económicas de elegir una carrera sobre otra. Por esta  razón, el Instituto Mexicano para la Competitividad da a conocer el portal comparacarreras.org, que ofrece información sobre el posicionamiento en el mercado laboral y el retorno sobre la inversión de los profesionistas de más de 60 áreas de estudio.

Contar con educación superior mejora las perspectivas salariales de los trabajadores.  Mientras que una persona que completó la preparatoria tiene un salario promedio de  $5,126 pesos al mes, un profesionista gana en promedio $9,981 pesos mensuales.

Dicho  de otra manera, un trabajador promedio con licenciatura puede ganar 95% más (casi el  doble) que uno que sólo tiene título de prepa. Desde el punto de vista de los ingresos laborales, todo indica que la inversión en educación superior vale la pena. A lo largo de su vida laboral un profesionista puede esperar ganar alrededor de 4.9 millones de pesos, un diferencial de 2 millones de pesos más que un bachiller que decidió no ir a la universidad.

Pero el panorama no es igual de alentador para todas las áreas de estudio. Los profesionistas de la carrera con el salario promedio más alto (Minería y extracción) ganan cuatro veces más que lo que un profesionista promedio de la carrera peor remunerada (Bellas artes), cuyo ingreso mensual supera por poco menos de mil pesos al de un bachiller.

La otra dimensión relevante para analizar la rentabilidad de una carrera son sus costos. En una universidad pública el costo total para el estudiante se encuentra alrededor de los 30 mil pesos; en una universidad privada, la inversión promedio se dispara a 460 mil pesos. Ante la cantidad de dinero requerida para estudiar una carrera, es inevitable preguntarse si las ganancias salariales esperadas son suficientes para recuperar esta inversión. Por esta razón calculamos la tasa anual de retorno sobre la inversión para 62 carreras diferentes y encontramos que, en promedio, dicha tasa es de 11.4% al año para instituciones públicas y 4.4% para privadas

El mayor retorno en universidades públicas se debe, naturalmente, a los bajos montos de inversión requeridos.

En general, la educación superior es una buena inversión, pero para sacar el mayor provecho de ella es necesario apuntarle a remuneraciones excepcionales, y no a las promedio. Es importante también vincular los costos de estudiar en una universidad con los beneficios que ésta trae. Creemos que para contar con mejores profesionistas, las instituciones deberían rendir cuentas del desempeño de sus egresados en el mercado laboral.

En la medida en que la sociedad siga demandando mano de obra con un mayor nivel educativo, seguirán existiendo claros beneficios de corto y largo plazos para adquirir una educación avanzada. Sin embargo, estos beneficios no son homogéneos a todas las carreras: hay profesiones que mejoran las posibilidades de encontrar un trabajo bien remunerado y que permiten recuperar fácilmente la inversión educativa.