La presidenta provisional del Consejo General del Instituto Federal Electoral (IFE), María Marván Laborde, lamentó que los partidos hayan hecho de la reforma político-electoral una “ficha de cambio”.

En su primer mensaje como titular del organismo, cuestionó además que “sujeten” una reforma de contenido político a los “frenéticos tiempos financieros” de la otra.

“Y lo peor: mientras una, la política, precisa del consenso entre las fuerzas que se disputan el poder, la otra, la energética, podría ser aprobada solamente por dos fuerzas nacionales”, criticó tras rendir protesta.

“Se hizo de esta reforma una ficha de cambio, que se juega en la pista de una confusa reforma energética. No juzgo la pertinencia de ésta, pero afirmo categóricamente que en su naturaleza nada tiene que ver con la democracia y sus instrumentos”, enfatizó.

En su opinión, la reforma se convierte “en compromiso hacia sus clientelas; no es una necesidad que derive del perfeccionamiento de nuestra democracia; de ser así, la agenda habría sido otra”.

En torno a la creación del Instituto Nacional Electoral (INE), fustigó que se pase de un modelo vertical, diáfano y sencillo, bajo el cual trabaja el IFE desde hace 23 años, a uno bizarro, cruzado, fractal y difícilmente administrable.

La reforma orillará al nuevo instituto a ofrecer actuaciones permanentemente inciertas y ambiguas y, “por primera vez en la historia de la normatividad electoral, el verbo dominante es poder constitucional, es el podrá: el INE podrá esto, el INE podrá aquello”.

Marván Laborde recordó que el quehacer del Instituto Federal Electoral surge de la confianza y de un mandato claro; contrariamente, el INE será arropado por un manto de impresión condicional, marcado por la poca certeza y, al final, obligado a arbitrar a través de la discrecionalidad puesta en manos de un nuevo Consejo General.

Además, abundó, el INE “tirará por tierra” la estructura fundacional que tan buenos resultados dio en el actual instituto; “vamos, pues, de un modelo vertical, diáfano y sencillo, a uno bizarro, cruzado, fractal, difícilmente administrable. Esta reforma pone fin a una era electoral”.

La reforma aprobada esta madrugada es la primera desde 1977 que no se negocia en sus términos ni en sus méritos, “una reforma que no se da sus tiempos propios y que utiliza como palanca para catapultar otras decisiones que nada tienen que ver con la vida democrática y la organización y el pluralismo”, puntualizó.

Fuente: Periódico Correo