Parece broma de mal gusto pero haber librado el 2014 en México es prácticamente toda una hazaña. Resultar ilesos en un país como el nuestro, en el contexto en el que nos toca vivir, no es nada fácil.

En honor a quienes no lograron sortear las deficiencias de un país con instituciones defectuosas, pues no hacen su trabajo como se debe, nos toca recibir este 2015 con mayor claridad de los retos que se avecinan y es por eso que inicio este año con algunas reflexiones disparatadas en torno a solamente algunos desafíos.

Hay que tomarlo con filosofía.

Sobrevivir las campañas

Seamos realistas. Viene una etapa compleja y cansada que requiere toneladas de paciencia.

Muchos lobos se visten de ovejas y tendremos un desfile de políticos ofreciendo solucionar todos nuestros problemas a cambio del voto. Vienen los rostros sonrientes, la mano extendida, los argumentos simplones y los “valores morales” por delante, mismos que en otros momentos estuvieron olvidados en el pragmatismo político.

La impunidad declarativa de nuestros políticos hace que como dicen una cosa, dicen otra. Sin consecuencias. Como prometen una, prometen otra… total, siguen creyendo que prometer no empobrece.

Así que a llenarse los bolsillos de tolerancia y ojo crítico para soportar a candidatos a alcaldes prometiendo mejores leyes, candidatos a diputados locales prometiendo solucionar asuntos que no son de su competencia y, así, una larga lista de absurdos.

Hagamos pues un ejercicio de supervivencia: No haga corajes, las campañas adelantadas fueron toleradas por los organismos electorales, seguro lo mismo sucederá con el tsunami de irregularidades que se avecinan. Nosotros a insistir y señalar, que eso nos toca.

Eso sí, a la hora de votar hay que hacerlo con la mayor claridad posible. Le exhorto a hacerlo no por el que mejor le caiga, sino por el que sea más o menos congruente en su historia, serio en sus propuestas y demuestre capacidad y compromiso para ejecutarlas.

Salud

En este 2015 habrá que preparar toneladas de Complejo B y evitar ser picado por mosquitos, toda vez que al parecer nuestras instituciones han sido incapaces a lo largo de décadas de siquiera controlar esta enfermedad. Ahora que estarán en campaña, será un problema de(s)cuidado.

O combatir el dengue es un jugoso negocio (que no quieren que se acabe) o de plano el “poder” del aparato del Estado es tan limitado que no hay forma de controlarle. Sonora, un Estado no tropical, es el cuarto lugar nacional con 4 mil 455 pacientes en el 2014. Lo entiendo de Veracruz e incluso de Sinaloa, pero ¿Sonora?

Y en lo social…

Mientras la corrupción avanza y las libertades ciudadanas se achican, protestar será cada vez un deporte más extremo y las instituciones encargadas de defender a la sociedad al parecer siguen en una franca decadencia.

En cualquier país funcional tanto Ayotzinapa como la “Casa Blanca” de la primera dama hubiesen bastado para tener consecuencias estructurales. Especialmente en el caso de corrupción en el que un proveedor del Gobierno favorece a los gobernantes con lujosas casas…. Y aquí ni una mínima investigación.

Eso sí, la fiscalía anticorrupción y la ley de transparencia al parecer no avanzan y tanto los relojes de lujo de unos como las casas “Higa” de otros serán algo constante en estas elecciones. Esto apenas comienza.

La recomendación es no perder la capacidad de indignación, no bajar la guardia y no dejar de exigir. Una especie de guerra zen, donde la sociedad combatimos los males de nuestro País, indignados, pero evitando a toda costa un infarto en el camino.

Tanto a los candidatos como a los que ganen las elecciones sí hay que extenderles la mano, por supuesto que hay que invitarlos a conversar no para que nos otorguen dádivas o favores, sino para que nos expliquen si van a llegar a administrar el infierno o a intentar sacarnos de él.

En La Lupa: El año de “Hidalgo”

Habrá quien me diga que en la realidad sonorense los últimos años completos han sido de “Hidalgo” y que la realidad del saqueo al erario público ya no se circunscribe al último año de las administraciones.

De cualquier forma vale la pena poner atención al destino de las erogaciones no sectorizables y los excedentes no presupuestados, toda vez que ahí es donde se encuentra la discrecionalidad en todo su esplendor.

Por lo que se refiere al uso de los programas sociales con fines electorales la batalla está perdida desde el momento en que el PAN presume por todo el Estado el programa de los uniformes escolares como si fueran propios.

Desde ahí estamos mal.

Fuente: El Imparcial