El representante de la Oficina de las Naciones Unidas contra la Droga y el Delito para México, Centroamérica y El Caribe (UNODC), Antonio Mazzitelli, afirmó que, a pesar de haber mayores esfuerzos para transparentar procesos como las licitaciones, la corrupción sigue afectando a la industria de la construcción y otros sectores.

En conferencia de prensa, el funcionario de la ONU afirmó que en México, los empresarios del país siguen afectados por la corrupción, el robo y la extorsión, en particular en el sector de la construcción, donde antes de la apertura de una licitación o una vez que se realizó ésta, se genera un ilícito.

“El fenómeno corruptivo a veces se genera antes de la apertura de una licitación pública, eso es, que hay la creación de acuerdos en las empresas para dividirse antes el mercado”, dijo Mazzitelli, quien agregó que este problema se agrava en los niveles más bajos de la administración pública.

El funcionario de la ONU reconoció los esfuerzos del gobierno federal para transparentar las licitaciones, a través de instrumentos como Compranet, pero consideró que son insuficientes.

“El hecho de que haya un sistema transparente no impide que el fenómeno corruptivo no se genere antes”, dijo durante su participación en la Cámara Nacional de la Industria de la Construcción (CMIC).

Subrayó que la corrupción impide el desarrollo del país, eleva los costos y socava la gestión sostenible del medio ambiente y los recursos naturales, además de que lesiona los derechos humanos fundamentales al agravar la pobreza y la desigualdad.

Luis Zárate, presidente nacional de la CMIC, admitió la existencia del problema y aseguró que afecta la competitividad de las empresas, además de las finanzas públicas. Sin embargo, dijo desconocer cuántas empresas participan en actos de corrupción o en qué estados se agudiza este fenómeno.

“Dentro de las licitaciones no tenemos detectado nada. Si después o antes se da, pudiera ser, pero en el proceso de la licitación son licitaciones abiertas, transparentes”, expresó.

Fuente: El Economista