El año pasado que tuvimos la oportunidad de platicar en Tlaxcala con Andrés Hoffman, uno de los coordinadores del libro La promesa del Gobierno Abierto, recuerdo su sutil insistencia de que como Comisionado Presidente del órgano garante de la transparencia en la entidad, entonces; me propusiera convencer al gobierno del estado a que se pusieran en archivos abiertos (Word, Excel) un solo rubro del gobierno y de esa manera mostrar que la promesa aquella podía sin mucha dificultad hacerse realidad.

Para esos momentos, la Comisión de Gestión Documental y Tecnologías de la Información de la COMAIP, que dirigía Jesús Flores Mier de Coahuila, ya se denominaba también de “gobierno abierto” a propuesta de José Antonio Bojorquez de Tabasco, que entiendo ahora la coordina.

El término, digamos, más que el concepto sonaba y suena muy atractivo. En términos del discurso político o de los funcionarios públicos, para ampliar el espectro, hablar de “gobierno abierto” vestía y viste de luces democráticas a quien lo pronuncia.

Pero qué es en realidad el open data que esta semana que concluye se presenta a los mexicanos como una gran promesa. Permítanme obviar la respuesta y mejor aboquémonos a comentar por qué la formulamos.

Resulta por un lado que México, en la persona del titular del Poder Ejecutivo, o sea Peña Nieto, asume por un año (a partir del 1 de octubre) la Presidencia de la Alianza por el Gobierno Abierto (la Open Government Partnership).

“La Alianza para el Gobierno Abierto fue lanzada en 2011 para proveer una plataforma internacional para reformadores domésticos comprometidos a que sus gobiernos rindan cuentas, sean más abiertos y mejoraren su capacidad de respuesta hacia sus ciudadanos… En todos esos países, gobierno y sociedad civil trabajan juntos para desarrollar e implementar reformas ambiciosas en torno al gobierno abierto.” Se enfatiza en la página de inicio de la OPG en internet.

En septiembre de 2011 cuando surgió se dio a conocer la “Declaración de Gobierno Abierto” de la que destacaremos, para los propósitos de esta reflexión sólo esto que se definió como compromiso: “Apoyar la participación ciudadana. Valoramos la participación de todas las personas, por igual y sin discriminación, en la toma de decisiones y la formulación de políticas… Nos comprometemos a hacer más transparentes la formulación de políticas y la toma de decisiones, mediante el establecimiento y el uso de vías para solicitar la opinión del público, y el aumento de la participación del público en la realización, el seguimiento y la evaluación de las actividades gubernamentales…”

Aún considerando lo anterior, disculpen el escepticismo pero considero que el “tuit” de Gustavo Vela (@GustavoVela71), profesor de la UNAM, es la micro crónica del discurso de Peña en Nueva York: “Transparencia de la calle, opacidad de la casa.”

Aunque también hay que darle el beneficio de la duda a todo esto si consideramos, como lo posteo en Facebook, el Comisionado Joel Salas, que al propio IFAI le “toca garantizar (el) cumplimiento de los compromisos asumidos por México” y que se definen en el documento “Visión de México para la Presidencia de la Alianza para el Gobierno Abierto, 2014-2015”.

De la que se puede destacar, sólo para poner un ejemplo el quinto de los “objetivos y áreas de acción que impulsaremos como país al frente de la Alianza”; con el cual se pretende fortalecerla. Se dice (promete) ahí que ello “supone traducir los principios de transparencia, rendición de cuentas, participación y colaboración en beneficios directos para los ciudadanos.” Subrayo en beneficios directos de los ciudadanos, que podríamos ampliarlo en beneficio de todas las personas, porque resulta ambicioso así plantearlo, sobre todo si lo pensamos en un plazo inmediato.

Sin embargo que ahí mismo se diga que se busca “la profundización y expansión de estos principios a otros ámbitos como los poderes legislativo y judicial, gobiernos subnacionales y núcleos urbanos”, y ello coincida con que esta misma semana, el Senado, la cámara de diputados federal, el IFAI y diversas organizaciones de la sociedad civil hayan firmado la “Alianza para el Parlamento Abierto en México”; muestran que por lo menos en el papel se dan pasos importantes.

De hecho la idea original de estas notas contra la opacidad, era abordar también esto último, pero no hay que abusar de la paciencia de los lectores y mejor lo dejamos para otro momento.

En vía de mientras México encabezará hasta septiembre del 2015 la OGP y vaya que se tiene un gran compromiso.

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