En la última década hemos visto cambios enormes en el diseño institucional del país. Hemos creado instituciones para fiscalizar el gasto público (la Auditoria Superior de la Federación y sus equivalentes en los estados), tenemos organismos encargados de evaluar las políticas públicas (entre otros el Coneval y el INEE), introdujimos en la Constitución el concepto de presupuesto con base en resultados, estamos construyendo una contabilidad gubernamental armonizada, tenemos órganos garantes del derecho de acceso a la información en todo el país y existen numerosas organizaciones de la sociedad civil que dan seguimiento, informan y denuncian distorsiones e insuficiencias del quehacer gubernamental. A pesar de todo este esfuerzo, los diagnósticos hechos desde la sociedad, la academia y el propio gobierno coinciden: en México no tenemos aún rendición de cuentas. La impunidad, la corrupción, la desconfianza y los malos resultados de la gestión pública son los mudos testigos que trágicamente lo confirman.

En esta semana, 43 organizaciones públicas, académicas y de la sociedad civil, agrupadas en torno a la Red por la Rendición de Cuentas, se reunieron para analizar las causas de esta situación. La hipótesis inicial fue confirmada. Es la fragmentación y la desarticulación conceptual, institucional, normativa y política que existe en materia de rendición de cuentas la que genera que los esfuerzos que desde diferentes frentes se hacen se pierdan en el vacío. Para superar este problema, no se requiere construir más normas ni nuevos organismos descoordinados, sino generar un entramado institucional articulado, concreto y con objetivos bien definidos. Con base en una serie de problemas bien identificados, durante los próximos meses los miembros de la red se darán a la tarea de generar un conjunto de alternativas y líneas de acción que permitan construir una auténtica política integral y coherente de rendición de cuentas para el Estado mexicano.

La reunión de estos actores y el debate generado constituyeron en sí mismos una buena noticia. En las mesas de debate participaron en paridad funcionarios del IFAI, de los órganos garantes de los estados, del IFE y de la Auditoria Superior de la Federación con miembros de diferentes organizaciones de la sociedad civil (Fundar, México Evalúa, IMCO, Transparencia Mexicana, Sonora Ciudadana, entre otras) y académicas (CIDE, Colmex, Instituto de Investigaciones Jurídicas, Universidad de Guadalajara). El debate fue plural, intenso y productivo. Mostró la diversidad de experiencias y perspectivas, el potencial que puede generar propósitos compartidos y la convicción de que la rendición de cuentas debe ser cada vez menos una aspiración y más un entramado institucional y jurídico concreto que permita que haya una auténtica rendición de cuentas en este país. Los documentos de trabajo y las conclusiones se encuentran en la página www.rendiciondecuentas.org.mx.

Una idea final: la rendición de cuentas no es un simple valor. Sin ella el régimen democrático que con tanto esfuerzo hemos construido puede venirse abajo. Por ello, construirla es la condición para consolidar la democracia y darle plena vigencia y efectividad a los derechos fundamentales, para conseguir una gestión pública abierta, comprometida con la pluralidad y el apego a los derechos, ajena a la impunidad y eficaz en el logro de resultados en los tres niveles de gobierno. Este es el reto.