El Fondo Monetario Internacional urge a los países de América Latina que adopten medidas contundentes contra la corrupción, para que se convierta en una excepción y no en la regla. El esfuerzo, insiste el organismo, debe ser colectivo, decisivo y en varios frentes para poder romper con equilibrio pernicioso que se come los recursos públicos y lastra el crecimiento de toda la región.

La institución que dirige Christine Lagarde dedicó dos análisis la última semana a analizar el problema de la corrupción en América Latina. En el primero habló de avances, pero advirtió de que sigue siendo “excesiva” y requiere que se adopten “políticas más enérgicas”. Citó casos que transciende fronteras como los “papeles de Panamá” o los escándalos de Petrobras y Odebrecht.

Alejandro Werner, director para el hemisferio occidental, recuerda que la trampa de la corrupción tiene consecuencias económicas y políticas que pasan factura a todo el continente. Junto a David Lipton, subdirector gerente del organismo, explican que está demostrado que la corrupción puede atrofiar el crecimiento sostenible e inclusivo, alimenta la desconfianza y merma la inversión.

“Los ciudadanos de América Latina están descontentos”, advierten lo coautores. Pero el combate de la corrupción, admiten, es complejo porque está incrustada en la sociedad y eso requiere de un verdadero cambio de percepción y comportamiento. “Cuando la corrupción sistémica es la norma, la gente cree que las otras personas están aceptando u ofreciendo sobornos”, advierte el FMI…

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