Tres aspectos señala Epigmenio Ibarra que hay que considerar, para dimensionar el gasto obsceno que desde la presidencia de la república se está haciendo para promocionar en los mass media mexicanos, el pseudo informe número 5 del actual gobierno federal.

Primero, el “diseño creativo de la campaña, la estrategia” dice, segundo, la producción de spots y desplegados, y finalmente la compra de los espacios.

Desde que Vicente Fox no pudo presentar el tradicional discurso ante el Congreso de la Unión en pleno, en su sexto informe, el informar que de por sí ya no tenía la mayor credibilidad, se volvió chacota, burla hacia todos los mexicanos y remedo de una auténtica rendición de cuentas.

¿A cuánto asciende el gasto millonario realizado para esta campaña mediática y cuáles son los argumentos de la necesidad que la motiva?  Es la pregunta incómoda que una sencilla solicitud de información podría quizá dilucidar.  Que el Ejecutivo de la nación tendría que responder, para que cumpliera con el answerability, es decir la obligación de dar respuesta.  Y que en términos de lo expedito y la calidad de dicha respuesta posibilitarían, en teoría, el enforcement, es decir la capacidad de los ciudadanos que se informan, de premiar o castigar la decisión político-administrativa.

En opinión de Epigmenio Ibarra, esa campaña resultará inútil, porque no ayudará a mejorar la mala imagen y la opinión que de Peña, tenemos la mayoría de los mexicanos según las encuestas al respecto.

Por lo que cualquier argumento que trate de justificar ese gasto de recursos públicos tendría que resultar inaceptable para un mexicano decente.

Según el portal de noticias Vanguardia MX, partiendo de datos obtenidos vía una solicitud de información, en 2016: “Una de las campañas en común y a la que siete secretarías aportaron fue la del Cuarto Informe de Gobierno (negritas y cursivas nuestras), en la que se gastó 439 millones 875 mil 148 pesos. Fue el IMSS el que gastó más en promover las acciones anuales del gobierno con 200 millones 639 mil 974 pesos, le siguió la Secretaría de Hacienda y Crédito Público (SHCP), con 94 millones 541 mil 231 pesos y la Comisión Federal de Electricidad (CFE) con 90 millones 517 mil 241 pesos.”

Con todas sus letras: Cuatrocientos treinta y nueve millones, ochocientos setenta y cinco mil, ciento cuarenta y ocho pesos. A simple vista se piensa que  la actual campaña denominada “Lo bueno cuenta y queremos que siga contando”, utilizaría mucho más que esa cantidad.

Todo para ambientar un primero de septiembre que ha resultado tan gris, que el acto protocolario de entrega y recepción del mamotreto de informe, ha durado sólo cinco minutos y protagonizado por funcionarios menores tanto del Ejecutivo como del Legislativo.

Previo a esto tuvimos que soportar un desfiguro más de Peña, en una artificial entrevista realizada por Ciro Gómez en la recién creada cadena de televisión abierta, igual llena de basura como Televisa y Azteca.  Una autentica caricatura de tan dadivoso género que siempre ha sido la entrevista, cuando el entrevistador formula preguntas pensando en el interés de los tele espectadores y no del príncipe que tiene enfrente.

Un príncipe de oropel, acartonado torpe incluso al habla.  Parloteando no sólo una diarreica perorata de lugares comunes, frases hechas y slogans, sino de viles mentiras.  Nunca la mendacidad de un presidente de la república, ni siquiera con el totalmente hueco Vicente Fox o el deterioro etílico de Calderón, habíase mostrado con tanta maldad.  Hablando el susodicho de supuestos logros de su gobierno, cuando la gente abajo, pasa las peores apuraciones para educarse, mantenerse sano y hasta comer.

Muy lejano estamos de que el informar sea algo a lo que nuestros gobernantes o funcionarios públicos, entiendan que no tiene que darse por su “voluntad política”, sino una obligación para que los gobernados puedan completar la rendición de cuentas, es decir, premiar o castigarlos por su bueno o malo accionar.

Ojala Peña fuera el último espécimen de esa estirpe corrupta, tan corrupta que entiende que informar es engañar.

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