Hace unos días, la Auditoría Superior de la Federación (ASF) entregó a la Comisión de Vigilancia de la Cámara de Diputados los resultados del primer paquete de auditorías realizadas al ejercicio presupuestal del 2016. Esta es una primera entrega, que se verá complementada por dos más. El hecho podría parecer intrascendente o de naturaleza meramente técnica, pero las repercusiones pueden ser mayúsculas. Primero, para la integración y discusión del paquete presupuestal 2018 que ahora contará con los informes de la ASF para nutrirse, pero también para los procesos sancionatorios que deberán seguirse a los responsables de las irregularidades detectadas. La maquinaria del Sistema Nacional Anticorrupción tendrá que moverse.

Ésa es precisamente la razón de ser del Sistema y de su núcleo: que las piezas que lo integran se muevan coordinadamente. Los reportes de auditoría que ahora se entregan de manera anticipada por efecto de una reforma a la Ley de Fiscalización y Rendición de Cuentas, le dan la materia para que el Comité Coordinador del Sistema empiece a trabajar. A que la continuidad en los procesos de investigación y sancionatorios no se rompa como sucedía en el pasado y a que las irregularidades se investiguen hasta sus últimas consecuencias. Es precisamente por los expedientes que abre la reciente entrega de la auditoría, que se hace urgente acabar de conformar al Sistema. Hacer los nombramientos que hacen falta para la Fiscalía Anticorrupción y el Tribunal de Justicia Administrativa, con procesos que lleven a la elección de los mejores perfiles. Frente a un tema concreto como el que presento, resulta evidente el costo de postergar esta decisión.

Entiendo bien el argumento que sostiene que un fiscal anticorrupción en una fiscalía débil y con pocos recursos sería inocuo. Pero también asumo que no podremos calibrar bien las necesidades de la propia fiscalía anticorrupción si no la ponemos a trabajar. Por eso soy de la idea de que ésta se ocupe lo antes posible. También creo que el sistema no podrá funcionar cabalmente si le faltan piezas clave en el tramo de la investigación y la sanción. Un sistema incompleto no podrá ofrecer resultados. Un sistema anticorrupción sin resultados se hace vulnerable. ¿Será que por ahí va la jugada?

Un Libro Blanco contra las dudas. Tengo el enorme honor de coordinar una pieza importante del Sistema Nacional Anticorrupción, la llamada Comisión de Selección (CS) del Comité de Participación Ciudadana (CPC). Éste es un órgano colegiado conformado por personas excepcionales, por su integridad, su talento y su compromiso con México. Los integrantes de esta Comisión fuimos seleccionados por el Senado de la República de entre un grupo de mexicanos deseosos de atender el problema más urgente que tiene el país frente así. Desde el arranque de nuestro trabajo, hemos asumido la responsabilidad con el mandato conferido y con los mexicanos. Por eso, el próximo miércoles 5 de julio rendiremos cuentas. Lo haremos presentando un Libro Blanco que expone y detalla las fases del proceso de selección, la metodología y los criterios que derivaron en la selección de los cinco integrantes del primer CPC de la historia de México.

Agradezco a mis colegas de la Comisión por su confianza y, sobre todo, a los 70 mexicanos que motivados por el reto que tenemos enfrente, se decidieron a participar. A cada uno le puedo asegurar que esta Comisión estuvo, en todo momento, apegada a lo que dicta la ley y a las reglas que se dio a sí misma para operar. No había otra manera de corresponder a su confianza y al deseo de que México erradique este mal que lo desangra.

A los legisladores que han manifestado interés en el proceso les digo que quien esto escribe y los integrantes de la Comisión, estamos en la mejor disposición de aclarar cualquier duda en el formato que consideren conveniente. En lo personal me alegra su interés por elevar los estándares de transparencia y la calidad de los procesos asociados a las designaciones públicas. México dará un gran paso adelante si estas prácticas se arraigan.

Fuente: El Universal