La política como virtud civilizatoria es un juego de pesos y contrapesos que responde a formas complejas y diferenciadas del ejercicio de gobierno. En los hechos, la política como rostro de la democracia representativa, ha perdido la esencia de encarnar el privilegio de servir al ciudadano, dejando este lugar a élites del poder que han extraviado el espíritu que dio origen a la Nación: la dignificación del pueblo.

Recuperar la confianza en el sistema democrático y reencauzar la política, sólo es posible cuando la participación ciudadana es la constante en la toma de decisiones del ejercicio de gobierno y cuando se propicia la corresponsabilidad y la cocreación de tareas y oportunidades sociales.

Cuando la institucionalidad se dirige desde el elitismo democrático por grupúsculos y cofradías, los procesos políticos son usados para legitimar el control del Estado y el poder se convierte en un vínculo ciego que conduce al ciudadano a la antesala de la barbarie.

Esta radiografía social, muestra el escenario que hoy amenaza la estabilidad de la Nación y advierte que el déficit democrático imperante es debido a que se obstruye e impide la horizontalidad de los actores políticos y sociales para hacer de la tarea pública una razón de Estado.

Hoy que el ciudadano exige probidad del gobierno como premisa de equilibrio social, la institucionalidad se yergue débil para salvaguardar a la sociedad del quebranto político, social y económico que han causado las anomias de la corrupción y la impunidad.

La reestructuración del Sistema Político y de Gobierno que vive el país, ha dado cause al Sistema Nacional Anticorrupción (SNA) producto de una innegable conquista social, que debe imponerse sobre los resabios de quienes intentan retrotraer la historia para garantizar la reproducción hegemónica de un poder que le ha dado la espalda al pueblo. Esto es inaceptable, pero por sobre todas las cosas, es indigno.

Por ello, la responsabilidad ciudadana en la creación del SNA ha cuidado tanto la forma como el fondo. La elaboración del “Libro Blanco” se erige como una estructura que documenta este proceso inédito de la Nación; nítida evidencia de la forma escrupulosa, transparente y funcional como se llevó a cabo. (http://goo.gl/YQ4hDd)

El panóptico social de este documento es fundamental para que la reinstitucionalización política que vive el país, marque una evolución satisfactoria hacia una nueva era de participación ciudadana en la toma de decisiones públicas, que en franca oposición al modelo de reclutamiento político-ciudadano, donde el tejido social servía como comparsa legitimadora de la voz y acciones de las élites.

El Libro Blanco, prescribe a detalle las condiciones que deberán seguir los sistemas estatales anticorrupción para la selección e integración de las estructuras que lo componen.

La estructura del SNA es clara e innovadora, su lógica salvaguarda el componente de participación ciudadana que le otorga equilibrio y horizontalidad a las medidas, mecanismos y acciones que dan vida al SNA. Ello exige abrir una amplia convocatoria para integrar la Comisión de Selección (CS), cuyos actos de autoridad para conformar el Comité de Participación Ciudadana (CPC) deberán hacerse del conocimiento público, expresando el método de registro, evaluación de expedientes, pruebas y documentos de los aspirantes.

Los ciudadanos que integren el CPC deberán distinguirse por su integridad, probidad y capacidad, significándose por sus credenciales profesionales, técnicas y académicas que garanticen salvaguardar la independencia, su voz deliberante, escrutadora y socialmente comprometida con el estricto cumplimiento de la Ley y el funcionamiento del SNA.

Asimismo, este Comité de Participación Ciudadana tiene la responsabilidad de elaborar los lineamientos y criterios para conformar el Secretariado Técnico; convocar a la selección de su Titular; preservar la operatividad de criterios, acciones y mecanismos que se emprendan para combatir la corrupción e impunidad de los servidores públicos.

Una pieza clave en la articulación y operatividad del SNA, la constituye la designación del Fiscal Anticorrupción, figura vital en la aplicación de la Ley y la imposición de sanciones; lo que garantizará que las acciones punitivas que correspondan a todo acto de corrupción, observen  los principios de objetividad, operatividad, eficiencia y calidad y brinden certidumbre, imparcialidad y riguroso escrutinio del proceso de fiscalización.

En este trazo, destaca también el nombramiento de los Magistrados Especializados del Tribunal Administrativo, brazo de la estructura legal que da fuerza a las acciones de prevención y control del combate anticorrupción, por lo que deberá ser altamente escrupulosa para garantizar la trayectoria, capacidad, compromiso público y probidad, sean la constante en el proceso de selección de los mejores magistrados, capaces de darle fuerza, equilibrio y mesura al SNA.

Esta estructura, que se integra como el corpus operandi del SNA, es una plataforma que prescribe los fundamentos para asegurar el funcionamiento pertinente, colaborativo y asociativista, que requiere la lógica del combate anticorrupción e impunidad del servicio público.

Empero el efectivo combate a la corrupción e impunidad reclama completar y armonizar el marco jurídico con reformas legislativas constitucionales y legales para tener una Fiscalía General y una Anticorrupción autónomas, independientes, eficaces y con controles democráticos; así como fortalecer las disposiciones en materia de adquisiciones, obra pública, archivos, finanzas de partidos políticos, la abolición del fuero constitucional a funcionarios, legisladores y gobernantes, entre otros.

Hidalgo debe ser la vanguardia de un modelo anticorrupción. La inteligencia institucional reclama que las entidades federativas trasciendan el funcionamiento del SNA; y que la interoperatividad en el manejo, conectividad y vínculos de relación con la sociedad civil de la Data, se una a la interoperabilidad de recursos humanos capacitados y comprometidos con la ciudadanía en un esquema de alta profesionalización que como principio de solidaridad humana.