Cuatro exalcaldes chavistas, que en las recientes elecciones municipales del pasado 8 de diciembre optaron por postularse a la reelección sin el respaldo del oficialista Partido Socialista Unido de Venezuela (PSUV), o apoyaron candidaturas alternativas a las de esa organización, han sido detenidos y puestos a la orden de la justicia después de los comicios.

Se trata de Numa Rojas, exalcalde de Maturín, estado de Monagas; Robert Ramos (El Vigía, estado de Zulia); Fidel Palma (El Tocuyo, estado de Lara); y Alejandro Reyes (Puerto Cumarebo, estado de Falcón). Sobre los cuatro pesan distintas acusaciones por irregularidades administrativas y hechos de presunta corrupción. Sin embargo, que los señalamientos hayan aflorado después del evento electoral y que la Fiscalía —instrumentalizada por el Ejecutivo— se activara para detener a los disidentes del chavismo en una racha que se extendió del 22 al 28 de diciembre, ha dado pie a la percepción de que se trata de una retaliación política.

Los casos de Maturín y El Vigía resultaron onerosos para el oficialismo. En ambas ciudades, consideradas bastiones del chavismo, las postulaciones rebeldes de Rojas y Ramos, respectivamente, drenaron votos suficientes a la opción pro gubernamental para, a la postre, brindar el triunfo a candidatos de oposición.

Maturín, en especial, significó una pérdida dolorosa en las cuentas de la revolución. Es una ciudad en rápida expansión por el influjo de los cercanos campos petroleros, que siempre deparó triunfos al desaparecido Hugo Chávez y a sus representantes. Se la tiene por lo general como un coto personal de Diosdado Cabello, el número dos del chavismo y actual presidente de la Asamblea Nacional, en la que representa como diputado al estado de Monagas, del que es oriundo.

“Perdimos Maturín”, se lamentaba el presidente venezolano, Nicolás Maduro, la misma noche del 8 de diciembre, al ofrecer desde la Plaza Bolívar de Caracas un saldo de la jornada electoral finalizada apenas horas antes, “porque Numa Rojas se empeñó, por individualismo, falta de disciplina y de conciencia, en inscribir una candidatura paralela”. Las culpas distribuidas esa noche por el mandatario funcionaron como detonador y, a la vez, vaticinio del que sería el destino del exalcalde Rojas, uno del cuarteto ahora en prisión.

Que los procesos de investigación iniciados contra los ex alcaldes foman parte de un ajuste de cuentas, es una impresión que ya trasciende los límites del público de oposición, ya de antemano dispuesto a darle crédito, para convencer a sectores más cercanos al gobierno. Pareció quedar claro el 30 de diciembre reciente, cuando, en la rueda de prensa de cierre de año de Maduro, una de los cinco reporteros a los que se permitió formular preguntas —un representante de medios comunitarios— le interrogó al respecto. “No se puede hablar de venganza”, respondió el presidente. “Precisamente esas personas no fueron candidatos a alcaldes por el PSUV porque había graves acusaciones sobre sus manejos”

Los cuatro ex alcaldes permanecen detenidos por petición de la Fiscalia, que se prepara para imputarlos ante diferentes tribunales regionales. En el caso de Numa Rojas —de quien el presidente Maduro ha admitido que fue amigo—, su hijo, Ernesto, ha denunciado ante medios locales que se encuentra incomunicado en una prisión militar de Ciudad Bolívar, sureste de Venezuela.

Fuente: El País