La Conferencia Mexicana para el Acceso a la Información Pública (COMAIP) debería transformarse en el Sistema Nacional de Transparencia y Protección de Datos Personales (SNT) y de esa manera adquirir un estatuto legal. De lo contrario su experiencia de más de diez años coordinando a los Órganos Garantes del DAI de todo el país, no sólo será desaprovechada, sino que además puede minar seriamente su dinámica futura.

Creo que los expertos en la materia, desde la academia y el activismo social, en el fondo desdeñan la experiencia ahí acumulada. Veo ahora una COMAIP muy “ifaizada”, es decir muy a expensas de lo que en el Instituto Federal de Acceso a la Información y Protección de Datos (IFAI), se diga. Casi como si el resto de los OGDAI del país provincianamente lo aceptarán como el “hermano mayor”.

La COMAIP ha dado suficientes muestras de que encontraron en su organización regional y sus comisiones temáticas la fórmula de coordinación no formal sino real, con la que todos se ayudan, casi como una hermandad, aunque con algunos problemas incestuosos.

La serie de Cuadernillos, El ABC de la Transparencia (2012), El ABC de los Datos Personales (2013) y El ABC de los Archivos (2014), elaborados por su Comisión de Comunicación Social con el apoyo para su publicación de la Fundación para la Libertad de Expresión (FUNDALEX), son pruebas fehacientes de que debiera fortalecerse institucionalmente en las leyes secundarias de la reforma constitucional en la materia, a la COMAIP, declarándola como base organizativa del cacareado SNT.

Pero dejo a un lado esa discusión a la que nadie le entra, porque en el fondo no nos preocupa y mejor hablaré del tercer cuadernillo enunciado arriba, recién presentado en el Pabellón de la Transparencia en el marco de la FIL de Guadalajara de noviembre-diciembre pasado.

Coordinado por Lourdes López Salas, El ABC de los archivos, con cuatro hojas menos que su antecesor, parece un poco descuidado en los textos, pero con la información básica del tema que paso a resumir, así como llamar la atención en las caricaturas, las cuales en general son de gran manufactura.

La portada es una magnífica parodia de la evolución darwiniana del hombre, aplicada al caso de las herramientas en (o con) las que almacenamos información, elaborada por el mismo caricaturista que hizo la portada de El ABC de los Datos Personales, que desafortunadamente no identifico su nombre en su firma, pero al que le mando una felicitación por su trabajo.

En la presentación, hay que destacarlo se agradece el apoyo de la Escuela Mexicana de Archivos A.C. y del Archivo General de la Nación (AGN).

Los Archivos son el conjunto de documentos, pero también la Institución que los administra (y hasta el edificio en que se albergan) se nos dice en principio, ilustrando con un simpático cabezón cuyo cerebro se convierte en el depósito precisamente de documentos. Vistos como “centros de información y casa de la memoria histórica”, dice nuestro cuadernillo que “gestionan la producción de los documentos organizándolos, describiéndolos, conservándolos y dando acceso (a ellos); y “resguardan el patrimonio documental de la sociedad… (y) la identidad de un pueblo.” Miguel Esparza dibuja a un bibliotecario cuya pluma es a la vez un espejo en el que seguro se ve a sí mismo como responsable de su trabajo.

La caricatura de “Roko”, que acompaña el inicio del apartado 3 “Organización de los archivos”, es de las mejor logradas: De la pantalla de una computadora el eficiente funcionario jala la gaveta de un archivero convencional para extraer la información que seguro le fue solicitada por un ciudadano. Esperando no se tome a mal mi crítica, considero que se amontonaron inútilmente aquí conceptos importantes que se repetirán más adelante incluso en el “glosario” final: Expediente, serie documental, unidad administrativa, fondo documental, cuadro de clasificación, código único, código de serie y número de inventario. Pero la caricatura aquí ubicada es bonita ya que se ve un bibliotecario sudando y pensando en medio de muchas cajas de archivos amontonadas “Mmmm!!!… ojalá a nadie se le ocurra venir a pedir información”, mientras unos ratoncitos se dan un festín con el papel.

Se nos ilustra después en cuanto a la necesidad de un Sistema Nacional de Archivos que estaría compuesto, como una red, por dichas instancias en todos los ámbitos de gobierno. Además informa que 28 entidades federativas del país cuentan con leyes en la materia, así como una ley federal, pero que se espera la creación de una Ley General.

Así llegamos al apartado en el que se explica la relación entre los archivos (y de ahí su actual importancia) con el DAI y la Protección de Datos Personales (PDP), además de que son “componente indispensable de un sistema de rendición de cuentas.”

Un magnífico dibujo ilustra lo primero: de una caja que hace las veces de archivo salen bien ordenados muchos documentos que en su camino forman la palabra “TRANSPARENCIA” y llegan a una computadora en cuya pantalla anuncia “ACCESO A LA INFORMACIÓN”

Respecto a la PDP en otra caricatura una dependienta hace casi morirse a un señor diciéndole, al mismo tiempo que se lima las uñas frente a su computadora, “…Déjeme buscarlos y dese una vuelta… mmm… el próximo año.”

En términos de la mala fama de los archivos y los archivistas, y por lo que no hay rendición de cuentas en otras dos caricaturas dibujan papeles, cajas y expedientes todos regados y en la primera de ellas una secretaria llega y pregunta como esperando que de dicho desorden asome su cara el responsable “¿Sr. Archivaldo?”; y en la otra desde un trampolín una persona se lanza al montón de documentos a manera de piscina.

Sin ninguna duda y casi sintiéndome parte de ese grupo reconozco su trabajo y esmero porque además de Lulú López Salas tengo un especial agradecimiento por su apoyo incondicional siendo Comisionado de la Caiptlax. Y a Gema, Vicente, Víctor e Irma Nora les respeto y estimo.

Ojalá pronto puedan poner la versión digital en internet.

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