Para algunos sigue siendo El General, para otros es un preso más; para muchos es el Presidente que merece pagar por lo que no hizo por ellos (los ciudadanos).

Algunos expertos coinciden en que perdió la cabeza, que se dejó llevar, que le dio mucho poder a su vicepresidenta, y que por ella él está en la cárcel, en la zona 17 Mariscal Zavala, una prisión donde hay todo tipo de presos y diversos funcionarios públicos señalados por lo mismo: corrupción.

Otto Pérez Molina gobernó Guatemala entre 2012 y 2015. El hombre que no pudo terminar su mandato accedió a dar una entrevista a un medio mexicano, una de las últimas que podrá conceder, ya que viene una serie de audiencias en torno a su proceso. No sólo se le imputa el caso de “La Línea” (defraudación aduanera); uno reciente es el “saqueo a su nación”, y el más nuevo es el de la “Cooperacha”, dado a conocer el pasado 11 de junio. Se comenta que hay más, que hay mucho por destapar, y sus abogados se preparan para concentrarse en una larga defensa.

La cita fue un día entre semana, a mediados de junio, a las 11:00 horas. Custodiado por varios elementos de seguridad, Pérez Molina llegó al lugar de visitas 30 minutos más tarde de lo previsto. Un helicóptero pasó cuando faltaban 15 minutos para finalizar la entrevista, y lo que escuché fue “¡qué raro!, nunca pasa un helicóptero a esta hora”.

Pero para el ex Presidente es esencial esta plática porque, dice: “es importante para el país y para Latinoamérica”.

-¿Cuál es su proceso, actualmente?

-Desde el principio ha sido un proceso forzado, yo decidí renunciar y presentarme ante los tribunales, dar la cara y responder ante cualquier señalamiento. Es la primera vez en la historia de Guatemala que un Presidente decide enfrentar a la justicia y no huir del país, como también he esperado que el sector justicia lleve bien este caso, que hasta ahora no ha sido así.

-¿Cómo vive usted en la cárcel?, se dice que tiene privilegios.

-No tengo ningún privilegio, son las mismas condiciones para los que estamos aquí. Me levanto a las 6:00 AM; desayuno muy poco. A veces hago ejercicio temprano o por la tarde. Aprovecho para leer, empaparme de mi caso, atiendo a mis abogados. Veo a mi familia cuando les permiten visitarme, por lo regular es casi a diario. Es muy duro que como Presidente, y después de haber presentado mi renuncia, al día siguiente estar detenido.

-¿Esperaba que lo detuvieran?

-No, yo no esperaba que lo hicieran, como tampoco esperaba un sistema de justicia cooptado en este caso por la Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala (CICIG) y por la embajada de Estados Unidos; ya que una de las cosas más sagradas para cualquier persona es tener su libertad.

-¿Cree que pueda recuperarla pronto?

-En la forma en la que han manejado las cosas, lo veo muy difícil.

-En el caso “La Línea”, ¿no sabía usted lo que se estaba llevando a cabo?, ¿le delegó mucho a ciertas personas?

-Estoy seguro de que hubo personas que se aprovecharon de mi nombre, ya que había la instrucción de que se mejorara la recaudación de impuestos; el señalamiento que hacen es que tenían más de 100 mil llamadas intervenidas mías, pero hay una sola llamada en la que yo hablé con el superintendente de la Administración Tributaria para que hiciera remoción de personal, ya que no estaba haciendo bien las cosas.

Presidente ¿y víctima?

Otto Pérez Molina renunció a la Presidencia el 2 de septiembre de 2015, al día siguiente de que el Congreso de Guatemala lo desaforara, y cinco meses después de que se destapara el caso “La Línea”, una compleja trama de corrupción en las aduanas de Guatemala, investigada por la CICIG.

Esta red de corrupción era dirigida por Roxana Baldetti, vicepresidenta y mano derecha de Pérez Molina, quien tuvo que renunciar en mayo de 2015, tras una serie de manifestaciones multitudinarias en contra de la corrupción y la impunidad.

El 26 de agosto, Baldetti fue detenida y enviada a prisión y, una semana después, se promovió el desafuero al Presidente.

El 3 de septiembre, Pérez Molina se presentó a tribunales para declarar por el caso “La Línea”. En esa audiencia, el juez ordenó poner a Pérez Molina en prisión preventiva, y fue trasladado al cuartel de Matamoros. En noviembre, fue trasladado al centro de detención Mariscal Zavala.

En ese momento, el vicepresidente Alejandro Maldonado Aguirre asumió la Presidencia de forma interina.

El 25 de octubre, hubo elecciones presidenciales, en las que ganó el actor y productor Jimmy Morales, que asumió el cargo en enero de 2016.

-¿Es usted víctima de esta situación?

-La verdad sí, he sentido la presión y la injerencia de Estados Unidos de venir a imponer a la CICIG, cuando era nuestra decisión y estábamos en proceso de hacerlo.

-¿Cuál sería el interés de Estados Unidos de ver a Otto Pérez Molina en la cárcel?

-Creo que esto viene desde tiempo atrás… Primero, porque Estados Unidos decide venir al Triángulo Norte y llegar a imponer, a eso yo le llamo intervencionismo. Segundo, porque el vicepresidente Joe Biden, en menos de un año, visitó tres veces Guatemala, cosa que no había sucedido nunca. Él viene a hablar conmigo para que apoye a que la CICIG se quede en Guatemala y se expanda a Honduras y El Salvador. Yo le comenté que en los otros países yo no podía intervenir y que en Guatemala era una decisión muy propia, que la analizaríamos despacio. Después se me insistió telefónicamente, y ya como condición me dicen que la CICIG se tiene que quedar, si queríamos recibir apoyo en diferentes áreas, incluso en la parte económica.

-¿Por qué acusa usted al comisionado de la CICIG, a Iván Velásquez?

-Porque él vino a imponer, a cooptar al Estado. Ha cooptado al organismo judicial, las cortes, los jueces, el ministerio público, al Congreso y casi al Ejecutivo. Es decir, ahí en el Congreso no hacen nada si no tienen la venia de la CICIG y de la embajada de Estados Unidos, el mismo presidente del Congreso lo ha dicho: lamentablemente, para hacer nombramientos, tuvo que mandar la lista para que la CICIG los aprobara.

Corrupción y ayuda internacional

La Comisión Internacional Contra la Impunidad en Guatemala se creó en diciembre de 2006, y entró en funciones en 2007. Originalmente, se creó para ayudar al Estado de Guatemala a investigar, desarticular y erradicar los grupos ilegales y aparatos clandestinos de seguridad (paramilitares). Pero también ha investigado casos de contrabando, defraudación fiscal, corrupción en el sector público, financiamiento a partidos políticos, corrupción en el Poder Judicial, narcotráfico y lavado de activos.

Entre sus casos más destacados se encuentran el de “La Línea”, el del Instituto Guatemalteco de Seguridad Social, el caso Redes (de empresas del sector energético), el de la Superintendencia de Administración Tributaria (SAT) y el financiamiento al Partido Patriota mediante un esquema financiero de lavado de dinero que pudo devenir en la cooptación del gobierno de Pérez Molina aún antes de llegar al poder.

-¿Cree que sea importante para los países que han sufrido la corrupción, que haya organismos internacionales como la CICIG para combatir la impunidad?

-Por supuesto, puede haber visores, diferentes organismos para fortalecer los sistemas de justicia, lo que no se vale es que venga alguien a imponer algo y se ponga por encima de todas las instituciones legales; es lo que ha pasado con la CICIG, con la intervención de Estados Unidos. Ha sido una presión muy fuerte, y esto ha causado temor en jueces, fiscales, ministerio público… Yo estoy aquí detenido ilegalmente, porque el primer periodo de investigación era de tres meses y tengo seis meses sin avanzar a la siguiente etapa.

-En el caso de “La Línea”, un delito bastante grave, ¿le dio usted mucho poder a Roxana Baldetti?, ¿quién fue ella para usted?

-Lo que ellos tienen son indicios, no han llegado a la siguiente etapa para ver cómo se calificarán las pruebas. En el caso de la señora Baldetti, para mí es una ex diputada, la primera mujer que llegó a ser vicepresidenta del país, y creo que es víctima, al igual que yo, que está sufriendo y enfrentando cargos por los cuales ha sido señalada. Y creo que no me corresponde a mí hablar de ella.

-El nuevo gobierno del país dijo haber recibido a Guatemala fracturado en todas las áreas. ¿Qué era prioridad para Otto Pérez Molina como Presidente?

-En mi gobierno hubo tres prioridades y como ejes sí se marcaron en el país: combatir la inseguridad, en mi administración bajaron los índices delictivos; la economía, que sí creció, y otra prioridad era combatir la desnutrición infantil. Si el nuevo gobierno recibió un país fracturado, sería políticamente, y dividido, por los señalamientos de corrupción. Pero en lo demás no estaba fracturado ni el país estaba deshecho; porque la economía era consistente, la seguridad iba caminando, la economía estaba en muy buenas condiciones, yo diría que mucho mejor que en otros países de Latinoamérica.

-¿Pidió usted o pedirá el apoyo del nuevo gobierno de Guatemala para revisar su caso?

-No, para nada, no he tenido comunicación con ellos y tampoco lo buscaré. Aquí el que tiene que actuar es el órgano judicial con el ministerio público; de que se hagan las cosas conforme a lo que el Estado de derecho manda, que se cumpla con los códigos de un proceso penal y que haya justicia.

México



El 13 de marzo de 2015, un mes antes de que se destapara el caso de corrupción que lo hundió, Otto Pérez Molina hizo una visita oficial a México. Fue recibido con honores por el presidente Enrique Peña Nieto en Palacio Nacional, y ahí firmaron 12 acuerdos de complementación económica, principalmente relacionados con el sector energético.

-¿Es cierto que pidió la ayuda del gobierno de México para ver su caso?

-No, tampoco le pedí ayuda. Pero sí pedimos la ayuda de la Organización de Estados Americanos, fue mi abogado a presentar la denuncia de las violaciones que creemos que se están dando por no cumplir con los plazos, por las medidas que se tomaron, por la detención en la forma en la que se dio, y mandé una carta al CELAC (Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños), pero han sido muy cuidadosos en relación a este tema.

-¿En dónde queda Juan Carlos Monzón en todo esto?

-Se ha convertido en un colaborador eficaz de la CICIG, muy alineado a ellos; ha dicho muchas cosas que tendrá que probar.

-¿Conoce usted a Ángel González, llamado El Fantasma?, ¿son amigos?

-Él sigue siendo una persona que tiene inversiones aquí en el país y, hasta donde yo sé, es dueño o tiene representación de uno de los canales abiertos del país. Hay un señalamiento de apoyar mi campaña, pero tendrán que presentar las pruebas. Y, ¿si lo conozco?, yo diría que es una persona conocida, no somos amigos porque no tuve una relación con él a diario, él siempre ha vivido en Miami, nos veíamos muy poco, hablábamos lo necesario cada quien en lo suyo.

-¿Tuvo usted relación con el narco mexicano?

-Para nada. A nosotros nos tocó combatir al narco aquí en el país, pero también al narco internacional. En 1983, cuando yo fui director de inteligencia, se hizo un operativo exitoso donde hicimos la primera captura del Chapo Guzmán; con la ayuda de las agencias de Estados Unidos y las autoridades mexicanas lo hicimos, y esa dirección estaba a mi cargo.

-En México se ha pedido mucho que también haya organismos internacionales para combatir la corrupción, ¿qué le diría usted a México?

-Puede ser bueno para los países, pero creo que hay que ser cuidadosos; estoy de acuerdo en que hay que fortalecer la justicia, la lucha contra la impunidad y la corrupción, pero la forma en la que se hizo en Guatemala no es la adecuada. Que no sean extranjeros que no conozcan al país y vengan a imponer. Eso es entregar parte de la soberanía de un país y no se debe de permitir.

-Con esto que pasó, se ha dicho que Guatemala ha sido ejemplo de democracia, ¿qué opina?

-¿En dónde está el ejemplo de democracia?, ¿por salir a manifestarse en las calles?, yo pude haber reunido el triple de personas de las que se manifestaron en mi contra, pero era provocar un enfrentamiento y no quise hacerlo, porque a mí me tocó vivir el enfrentamiento armado; yo firmé los acuerdos de paz, y no quise paralizar al país. Si lo que se hizo no fue apegado a derecho, entonces no se puede decir que Guatemala es ejemplo de democracia.

-Si usted queda libre, ¿qué es lo primero que hará?, ¿se iría del país?

-Lo primero que haré es darle gracias a Dios, porque sé que hay justicia divina. Y no me iré del país. Si hubiera querido, lo hubiera hecho antes de entregar mi carta de renuncia al Congreso, y estoy dando la cara. Seguiría viviendo en Guatemala.

CONÓZCALO

Nombre: Otto Fernando Pérez Molina

Nacimiento: Guatemala, 1 de diciembre de 1950

Carrera militar: inició en 1966, fue oficial del Ejército, miembro del grupo de élite kaibil durante la guerra civil, jefe de inteligencia militar y general de brigada. Participó en el golpe en contra del general Efraín Ríos Montt y en los acuerdos de paz de 1996.

Carrera política: Fundó el Partido Patriota en 2001, junto con Roxana Baldetti. En 2003, fue elegido diputado. En 2007, tuvo una primera participación como candidato a la Presidencia. En 2011, volvió a competir, y ganó con un 36 por ciento de los votos. Tomó posesión el 14 de enero de 2012 y se vio obligado a renunciar el 2 de septiembre de 2015.

Fuente: Reforma