Por: Rafael Álvarez Cordero

Recordé algunas de nuestras pláticas ahora que después de las elecciones intermedias y de la debacle de los legisladores en todos los asuntos relacionados con el combate a la corrupción, y la pregunta es inevitable: ¿dónde está la autoridad moral de las autoridades?

Porque en una democracia, la autoridad se otorga a quien la solicita y con el voto se confirma, la autoridad así constituida hace que un individuo sea “investido” de la autoridad como síndico, diputado, senador, gobernador o Presidente, y en un ritual –que de tan repetido ha perdido casi todo su significado–, el individuo electo ofrece cumplir y hacer cumplir las leyes y pide que, de no hacerlo, “que la nación me lo demande”. Pero esa autoridad otorgada no garantiza nada, porque supone que el funcionario está preparado, conoce su función, sabe actuar y actuará en bien de los ciudadanos, pero esto no es cierto, ni ha sido cierto en la inmensa mayoría de los funcionarios que hemos padecido en los últimos 50 años.

Los engaños, los abusos, los fraudes, los ocultamientos, el robo, incluso el asesinato, han sido y son perpetrados por los hombres del poder en uso de su “autoridad”, sin que la sociedad pueda hacer nada, salvo quejarse, porque el famoso “que la nación me lo demande” es y ha sido siempre letra muerta.

Desde la Revolución se hablaba de la corrupción, con los “cañonazos de 15 mil pesos”, que hoy son fraudes de miles de millones de pesos; desde aquellos tiempos se hablaba de la impunidad, que hoy volvemos a ver aún después de las elecciones, cuando los salientes gobernadores de Veracruz y Quintana Roo manipulan a sus legisladores priistas para no ir a la cárcel; el daño a la nación que causan todas esas trapacerías de los altos funcionarios nunca es restituido, y los ciudadanos que trabajamos y pagamos impuestos tenemos obligadamente que financiar los despilfarros de esos funcionarios que saquean al país, porque el malhadado fuero, verdadera patente de corso, sigue vigente en el país.

¿Dónde está la autoridad moral del Presidente?, ¿dónde la de los legisladores de todos los partidos?, ¿dónde la de los cientos, miles de funcionarios grandes y pequeños que sólo buscan el enriquecimiento a cualquier precio? La falta de autoridad moral es la que nos tiene así; se podrá decir que el problema no es mexicano, sino que existe en todo el mundo, lo que es cierto, pero eso no minimiza la responsabilidad de los funcionarios, del Presidente para abajo, frente a 120 millones de mexicanos.

De poco sirve que renuncien el presidente del PRI o el del PRD, porque ellos son sólo parte de un engranaje monumental caracterizado por la falta de autoridad moral, ¿autoridad moral de un Manlio Fabio Beltrones que un día dice una cosa y al día siguiente se contradice, abandona a su partido, se desliga del Presidente y busca ya la candidatura para 2018?, ¿o de Agustín Basave, presidente del PRD, cuyo silencio es más ominoso que sus palabras?, ¿autoridad moral del eterno candidato que apoya el vandalismo de los sedicentes maestros de la CNTE?, ¿dónde está la autoridad moral del país?

Los expertos analistas de la política nacional, salvo excepciones, consideran que estas recientes elecciones y las reacciones ciudadanas por el fracaso en la promulgación de las leyes anticorrupción son una muestra saludable de indignación de millones de mexicanos que hemos exigido una y otra vez que las cosas cambien, que se le demuestre a Enrique Peña Nieto que la corrupción no es “cultural”, sino consecuencia de la manipulación que por decenios hizo el partido en el poder, que violó una y otra vez la voluntad popular.

Cierto, se dan pasos, lentos pero valiosos, y un ejemplo, junto con las acciones de Mexicanos Primero, Imco, CCE, etc., está la Red por la Rendición de Cuentas RRC, conformada por más de 80 instituciones públicas, académicas y sociales que tienen presencia en 26 entidades; el trabajo que realiza cotidianamente don Mauricio Merino, Lourdes Morales y muchos más en la Red por la Rendición de Cuentas es valioso, y recientemente, junto con miembros del CIDE, Fundar, Transparencia Mexicana, Centro de Estudios Espinosa Yglesias, Mexicanos contra la Corrupción, México Evalúa, Causa en Común y varias instituciones de la UNAM y el Tecnológico de Monterrey, firmaron un acuerdo con el Instituto Nacional Electoral para avanzar en el combate a la corrupción en las elecciones.

México merece funcionarios con autoridad moral, millones de mexicanos lo exigimos, y no descansaremos hasta lograrlo; los malos funcionarios deben desaparecer, ¡ya!

Fuente: Excélsior